Desde el pasado mes de marzo Nicaragua se sumó a la jornada de inmunización mundial contra el virus de la COVID-19. Sin embargo, la poca información facilitada por las autoridades sanitarias del país hace surgir diversas dudas sobre la efectividad de las vacunas en la población. Acá te brindamos cinco datos que debes conocer sobre estas.
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1. Solo dos vacunas disponibles
En Nicaragua están siendo aplicadas únicamente dos vacunas la de AstraZeneca producida en la India bajo el nombre Covishield, y la Sputnik V producida por Rusia; aunque al inicio de este año, la vicepresidenta Rosario Murillo, aseguró que también vendrían un millón de dosis de la estadounidense Moderna, la cual tiene un porcentaje de eficacia de hasta el 94.1%, hasta el momento esta no ingresa al país.
La vacuna de AstraZeneca es la que se está aplicando actualmente tras una reciente donación del gobierno de España, esta vacuna cuenta con una eficacia del 63.09% contra la infección sintomática por COVID-19. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los intervalos más amplios entre dosis dentro del rango de 8 a 12 semanas están asociados a una mayor eficacia de esta vacuna.
La vacuna Sputnik V fue la primera en ser registrada en el mundo contra la COVID-19, aunque la falta de datos sobre su composición generó escepticismo al comienzo. El esquema es de dos dosis con un intervalo mínimo de 21 días para la segunda aplicación. El Fondo Ruso de Inversión Directa, que comercializa la vacuna en el exterior, afirma que 70 países ya han autorizado su aplicación. Sin embargo, esta no es reconocida en todas partes del mundo, por lo que viajeros que se hayan aplicado esta inoculación podrían no tener ingreso en algunos países pese a presentar cartilla de vacunación.
2. Bajo porcentaje de la población será vacunada
A pesar de que a inicios de este año Murillo anunció que Nicaragua estaría en capacidad de proteger a 3 millones 731 mil 900 personas este 2021, es decir al 55% de la población, meses después de iniciarse la jornada de inmunización, el presidente Daniel Ortega indicó que solo serían vacunadas 2.8 millones de personas, lo que equivale a apenas el 32% de los nicaragüenses.
Asimismo, este año solo podrán ser vacunadas aquellas personas mayores a 30 años y quienes se encuentren dentro de grupos de riesgos debido a alguna enfermedad crónica. Con esta meta, Nicaragua tendría la jornada de vacunación más lenta de toda Centroamérica para el cierre del año.
3. Polémicas sobre ambas vacunas
Las dos vacunas disponibles en Nicaragua se han visto sumergidas en diversas polémicas. Por un lado, la de AstraZeneca fue señalada por casos de trombosis presuntamente relacionados con la vacuna, lo que provocó que diversos países europeos decidieran suspender su inoculación. Sin embargo, al final se ratificó que los beneficios de la vacuna se encuentran por encima de los riesgos.
En cuanto a la Sputnik V, al igual que ocurrió en algún momento con la AstraZeneca, la demanda ha sido alta y meses atrás varios de los países que firmaron acuerdos para adquirir la vacuna rusa se encontraban en problemas por falta de dosis. Y es que, a diferencia de la AstraZeneca, la Sputnik V utiliza componentes diferentes en sus dos dosis, y la mayoría de vacunas que se han recibido ha sido del componente uno.
Ante esto, las autoridades rusas han respondido destacando la eficacia de su primer componente de la Sputnik V, bautizándola como Sputnik Light, la cual en su sitio oficial las autoridades sanitarias rusas afirman que tiene una efectividad del 79.4% solo con esta primera dosis. De este componente, las autoridades nicaragüenses han informado que vendrán más de 800 mil dosis en los próximos días, sin embargo, ante nuevas variantes más contagiosas, completar ambos ciclos de la inmunización resultaría importante.
4. Síntomas tras la vacuna
Tras la vacunación contra el COVID-19 es posible que se experimenten algunos efectos secundarios, los cuales según expertos «son signos normales de que el organismo está generando protección». Estos efectos secundarios deberían desaparecer al cabo de pocos días, y no todas las personas llegan a tenerlos.
De acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el monitoreo de la vacunación ha demostrado históricamente que los efectos secundarios generalmente ocurren dentro de las seis semanas posteriores a la administración de la vacuna.
Algunos de los efectos secundarios más comunes son dolor en el brazo en que fue aplicada la vacuna, enrojecimiento e hinchazón; también puede presentarse cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, fiebre y náuseas. Los CDC recomiendan aplicar un paño frío sobre el área, ejercitar el brazo, beber mucho líquido y usar ropa liviana, para aliviar las molestias. Asimismo, los efectos secundarios después de la segunda dosis pueden ser más intensos que los experimentados luego de la primera.
5. ¿Cuándo debe vacunarse?
Dado a que los suministros de vacunas son limitados, estas deben irse aplicando de conformidad con los grupos que las autoridades sanitarias han evaluado como prioritarios por el nivel de riesgo. Asimismo, la vacuna puede ser ofrecida a aquellas personas que ya han contraído el virus.
Un epidemiólogo bajo el anonimato señala que si se ha tenido COVID-19 la vacuna puede aplicarse tan temprano como una semana, luego de que se hayan resuelto los síntomas, o incluso desde antes; sin embargo, recomienda que no se haga tan rápidamente por el riesgo de ser transmisor de la infección y porque si aún se cuenta con alguna sintomatología eso puede provocar molestias por la vacuna, es decir intensificar los síntomas.
En cuanto al de tiempo de aplicación entre una dosis y otra, el experto destaca que puede vacunarse hasta luego de tres meses pues «después de ese lapso de tiempo comienzan a declinar los anticuerpos y podría ya uno quedar sin protección natural y es mejor vacunarse no después de tres meses para no perder tu inmunidad y que la reforcés con la vacuna».
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