Elthon Rivera Cruz abandonó Nicaragua la madrugada del 5 de febrero por temor a represalias, luego que autoridades del Consejo Nacional de Universidades (CNU) se tomaran las instalaciones de la Universidad Paulo Freire (UPF), donde estudiaba la licenciatura de ciencias políticas hasta que fue cancelada su personería jurídica.
Sin embargo, la desilusión que lo abarcó la madrugada de ese sábado era un mal sabor de boca que ya había percibido anteriormente, pues esta es la segunda carrera que le arrebatan de las manos a Rivera a punto de terminarla.
“Me siento súper estancado. Tengo mucha incertidumbre”, describe el joven de 27 años que, a pesar de haberlo intentado, aún no consigue culminar exitosamente sus estudios.
Primera vez que no pudo
La primera carrera que Rivera no pudo finalizar fue medicina, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua – Managua (UNAN). Las autoridades de este centro de estudios lo expulsaron por brindar asistencia humanitaria a personas heridas durante las protestas que se generaron en abril del año 2018.
El joven estudiante logró acceder a sus notas, y salvarlas para intentar ser admitido en otras universidades, con intenciones de continuar sus estudios, pero no tuvo suerte en ninguna. Ni siquiera en las privadas.
“Algunas me dijeron, incluso, que no tenían cupo, y yo no les creí, pero igual los entiendo porque si me admitían, probablemente iban a tener problemas con el gobierno”, dijo.
Cuando fue expulsado a Elthon Rivera le faltaban solamente cinco meses para finalizar su carrera.
Logró entrar a otra universidad
Tras un año de larga búsqueda de universidades donde poder continuar sus estudios, se resignó, e inició a estudiar otra carrera, porque en la Universidad Paulo Freire (UPF), la única donde lo admitieron, no ofrecía medicina. Rivera optó por ciencias políticas, de paso impulsado por el contexto sociopolítico de Nicaragua.
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En esta universidad algunas clases se convalidaron, otras no, pero, con el objetivo de terminar la carrera con prontitud llevó un curso intensivo con el cual pudo graduarse este año, de no ser porque la Asamblea Nacional desacreditó a la UPF despojándola de su personería jurídica.
“Llevé varias clases y empecé a avanzar normal con el resto de mi grupo y había llegado, al igual que ellos, al último año de la carrera. Estábamos a pocas asignaturas de terminar ciencias políticas. Incluso ya teníamos conversaciones sobre la graduación”, relata.
Otra oportunidad arrebatada
La noticia de que cancelaban la personería jurídica de la UPF la recibió como balde de agua fría. A pesar de que ya se especulaba no quería concebir la idea. La sensación de impotencia y de estar estancado fue peor, porque esto sería su segundo fracaso.
“Ya tengo 27 años y uno comienza a cuestionarse cosas. Ya no sólo es el daño, sino también el tiempo que está perdiendo uno. Literalmente estoy súper estancado”, dijo.
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Además de sentirse estancado, las afectaciones psicológicas se comienzan a reflejar en miedos de intentar ingresar de nuevo a otra universidad, conseguirlo y volver a perder años de estudio.
Prefiere el exilio que estudiar bajo régimen del CNU
Tras la cancelación de la personería jurídica de varias casas de estudio, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), dijo en un comunicado que los estudiantes podían continuar con su plan de estudios, pero bajo el control de las autoridades del Consejo.
Elthon Rivera, considera que él no podría terminar sus estudios en esas condiciones, porque el CNU lo rechazaría. En la UNAN, tiene prohibida la entrada, “si me ven, me detienen y me denuncian. Aquí sería lo mismo”, menciona. Sino lo expondría a que fanáticos del gobierno lo estigmaticen y pongan en situaciones de peligro.
Me arrebataron nuevamente la oportunidad de ser profesional, primero me expulsaron de medicina en UNAN y ahora quitan la personería de mi nueva universidad donde estudiaba Ciencias Políticas.
Le educación en Nicaragua está grave
— Elthon Rivera C. (@ElthonRC) February 2, 2022
“Eso no significa nada para nosotros, la población que estamos en esta situación, que aparte que sabemos que no nos van a resolver, sabemos el riesgo que corremos de recibir educación con personas que nos consideran sus enemigos”, señala.
Rivera junto a un grupo de estudiantes expulsados durante el 2018 tenían un acuerdo con la UPF para ser admitido. Este consistía en «no llegar como político, activista ni nada de eso, sino como estudiante, a aprender», y según sus declaraciones, esto, en los registros de la universidad donde estudiaba, puede hacer que el CNU se ensañe contra él, que fue uno de los impulsores del acuerdo.
Actualmente, Rivera se encuentra exiliado en Costa Rica, esperando una oportunidad que le permita poder continuar con sus estudios, “una puerta que se abra”. Salió de Nicaragua por temor a ser capturado y consejos de personas que le indicaron que por su seguridad estaría mejor fuera.
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