Juan Carlos Ortega Murillo propuso discutir «formalmente la viabilidad (o no) de despenalizar la producción, comercialización, tenencia y consumo de cannabis sativa y sus derivados» a través de un largo hilo de Twitter en el que expresó varias consideraciones al respecto.
El hijo de la pareja presidencial señaló que «los beneficios del uso de cannabis sativa con fines medicinales están ya más que comprobados» a la vez que lanzó una serie de preguntas sobre la practicidad de tal política.
¿Nicaragua podría estar lista para legalizar cannabis?
«Habría que estudiar la experiencia de aquellos países en donde ya no existen restricciones para cualquier uso, pero en donde sí existen normativas que buscan garantizar el orden y la seguridad pública» publicó Ortega.
En medio de preguntas retóricas, Ortega propuso algunas acciones en pos de la legalización del consumo de Cannabis sativa, popularmente conocida como marihuana. Entre estas acciones, Ortega dejó ver las siguientes:
- Conversar el tema con especialistas radicados en aquellos países de nuestro continente en donde la despenalización del cannabis ya es una realidad.
- Producción y comercialización de cannabis sativa bajo un modelo de economía familiar «que favorezca a la micro y pequeña producción en el campo y la ciudad».
- Limitar la cuota de producción de cannabis para «que no se descuide la producción de alimentos, vital para nuestra soberanía alimentaria».
- Regular el consumo de cannabis «bajo las mismas normativas con las que se rige el consumo de bebidas alcohólicas en el país».
Parte de su propuesta es también considerar «cómo impactaría la despenalización del cannabis en el desarrollo económico de Nicaragua» y los aportes que «podría hacer la regulación de la producción y comercialización del cannabis para enfrentar mejor al crimen organizado y la trata de personas».
En Nicaragua, la Ley 177 prohíbe «en todo el territorio nacional toda actividad relacionada con la siembra, cultivo, producción, recolección, cosecha, explotación y comercio de plantas de» amapola, cannabis sativa, arbusto de coca, plantas alucinógenas como el peyote «y todas aquellas plantas que posean cualidades propias de sustancias controladas».
Así, a través de esa ley, vigente desde 1994, y salvo con autorización del Ministerio de Salud, «queda prohibida la posesión, tenencia, almacenamiento y comercio de semillas con capacidad germinadora» de todas las plantas mencionadas, así como «la producción, extracción, fabricación, elaboración, síntesis y fraccionamiento» de las sustancias que provienen de estas plantas.
En Hispanoamérica, la marihuana es legal para consumo recreativo en México, un país asolado por la violencia del narcotráfico, y en Uruguay, un pequeño país con altos índices de desarrollo humano, que fue también el primero en legalizar la sustancia en todo el mundo.
Costa Rica legalizó el cannabis para uso medicinal e industrial en marzo de 2022, a pesar de que el entonces ministro de salud, Daniel Salas Peraza, se oponía a la aprobación del proyecto. En declaraciones anteriores a Nicaragua Investiga, el abogado penalista Oscar Gutiérrez señaló que «legalizar o no el cannabis no va a detener que la gente lo consuma, la diferencia será si lo hace legal o ilegalmente».
Jorge Escalante, también abogado penalista, comentó que, «al ser ilegal, lo que causa es fomentar más el mercado negro y la creación de eso carteles de la droga con todas sus estructuras delictivas», añadiendo que «si los parlamentarios tuvieran una visión más pragmática con solo legalizarlo te traes al piso el mercado negro y todo lo que esto representa a su alrededor, y qué es una realidad en Nicaragua».
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