Prohibir las centrales de carbón, gravar el carbono o subvencionar las energías renovables son medidas que, por sí solas, no bastan para lograr reducciones significativas de los gases de efecto invernadero, afirma un estudio internacional publicado el jueves, que revela la importancia de una política integral.
El estudio, publicado en la revista Science, examinó 25 años de políticas públicas (impuestos, subvenciones, normas y sensibilización) en 41 países que representan el 81% de las emisiones mundiales.
De las 1.500 políticas analizadas en sectores como la energía, el transporte, la industria y la construcción, «solo se identificaron 63 casos de políticas climáticas eficientes, cada una de las cuales condujo a una reducción media de las emisiones del 19%».
«Los investigadores ponen de manifiesto que prohibir las centrales eléctricas de carbón o los motores de combustión interna no resulta en reducciones significativas de las emisiones cuando se aplica de forma aislada», explica el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), que dirigió este trabajo junto con el Instituto de Investigación Mercator (MCC) de Berlín.
«Los casos eficientes solo surgen con un tándem de impuestos e incentivos arancelarios, combinados con un paquete de políticas bien diseñadas, como en Reino Unido para la producción eléctrica de carbón o en Noruega para los automóviles», prosiguen los investigadores en su comunicado.
En el caso del declive del carbón británico, los investigadores identifican una clara ruptura en 2014-2015, tras la introducción de un precio mínimo del carbono en 2013.
«Aunque las publicaciones existentes atribuyeron la mayor parte de este efecto al precio mínimo del carbono, nuestro método revela que este precio formaba parte de un amplio paquete», indican los autores del estudio.
Este «incluía medidas reguladoras (normas y planificación de la expansión de las renovables, normas más estrictas contra la contaminación atmosférica y el anuncio de un cierre gradual de las centrales de carbón) e incentivos basados en el mercado (tarifas de subvención de renovables y subastas)», agregaron.
– Hojas de ruta climáticas –
Las 63 políticas exitosas representaron «reducciones de emisiones totales de entre 600 y 1.800 millones de toneladas equivalentes de CO2» (CO2eq), estima el estudio.
En 2022, la humanidad emitía 57.400 millones de toneladas de CO2eq, según estimaciones de Naciones Unidas.
Los investigadores esperan que sus trabajos influyan en las hojas de ruta climáticas de los países que firmaron el Acuerdo de París, que deben presentar una versión actualizada a la ONU antes de febrero de 2025 para tratar de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC desde la época preindustrial (frente a los aproximadamente 1,2 ºC actuales).
«Nuestras conclusiones demuestran que un mayor número de políticas no significa necesariamente mejores resultados; al contrario, lo crucial es una combinación acertada de medidas», explica el autor principal, Nicolas Koch, del PIK y del MCC.
Sin embargo, «al centrarse solo en 63 grandes avances estadísticamente identificables», los investigadores «pasan por alto el impacto de miles de esfuerzos más modestos a escala mundial», acumulativos y sinérgicos, reaccionó Michael Grubb, profesor del University College London (UCL), que no participó en el estudio.
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Con todo, elogió «el estudio más sofisticado hasta la fecha», cuya conclusión sobre la necesidad de combinar las políticas «tiene todo el sentido».
«El estudio no solo contempla las políticas climáticas que obtienen reducciones repentinas, en tanto que la mayoría de ellas se basan en la eficacia de nuevas medidas o apuntan a una trayectoria de emisiones a largo plazo, ya que establecer infraestructuras y estilos de vida más ecológicos toma años», matizó también Robin Lamboll, especialista medioambiental del Imperial College de Londres.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores utilizaron una base de datos sobre las políticas públicas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y un método que combina métodos de aprendizaje automatizado y análisis estadísticos.
Una página web interactiva, el «Climate Policy Explorer», ofrece una visión de conjunto accesible al público de los resultados del estudio.