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Bivol: metódico y potente; Canelo se hundió en su ambición

Saúl «El Canelo» Álvarez perdió por segunda vez en su carrera, la última vez que lo hizo fue contra Floyd Mayweather en septiembre de 2013

El ruso Dmitry Bivol le dio una paliza a Canelo Álvarez la noche de este sábado en Las Vegas para retener el cinturón de las 175 libras de la Asociación Mundial de Boxeo que defendía por séptima vez. No fue una victoria cualquiera. Le ganó con cierta facilidad al rostro del boxeo mundial con un fallo unánime de los jueces (115-113 x3), siendo metódico y potente de inicio a fin, acorazado, con un plan inalterable, frontal y sin una gota de miedo.

Sencillamente Bivol no salió a jugar. Supo aguantar el mejor recital de golpes de Canelo en los primeros seis asaltos, hasta donde la pelea se mostraba pareja. No se notaba diferencia alguna entre los dos. Pero de ahí en adelante hubo un punto de quiebre, el ruso siguió con su plan y el mexicano perdió revoluciones, tiró menos y con menor potencia.

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Mientras el plan de Canelo se hundía, surgió una explicación a todo esto. Se quedó cortó en este tonelaje de 175 libras en el que le había ganado antes a otro ruso, Sergey Kovalev, entrado ya en años. Pero Bivol es otro caso, con 31, en calidad de invicto, con un boxeo calibrado, presionó en la segunda parte al ver la decadencia de Álvarez, considerado por muchos analistas como el número uno libra por libra del mundo. Obviamente, ahora tendrá que ser bajado de ese pedestal.

De repente, se calló la fanaticada ante la inoperancia de Canelo. En Las Vegas ha peleado quince veces ya, es como su casa y por miles se cuentan sus seguidores. A pesar de tener todo en contra, de ser el “Lado B” de la ecuación, Bivol es un ruso sangre fría.

Canelo ha practicado el turismo en distintas divisiones. Ha sido campeón en 154, 160, 168 y 175 libras. Acumular cinturones y distinciones él lo llama legado. Incluso antes de este combate mencionó la posibilidad de saltar a peso pesado con un peso pactado en 201 libras para enfrentar Oleksandr Usyk, un boxeador técnico, poderoso, ante el cual no tendría ninguna posibilidad. En otras palabras, el boxeo le enseño a Canelo que su cuerpo tiene un límite.

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La imagen que nos queda de Canelo es la de un boxeador cansado. Impotente. Su golpeo no sacudía a Bivol. Al cumplirse el round diez, compartía con unos colegas la necesidad de que tenía que noquear y tal cosa nunca sucedió. Al contrario, se protegía en las cuerdas.

“Él es un buen boxeador. Sentí mucho su peso. No lo pude conectar. Entra y sale. Así es el boxeo. Se gana y se pierde. No tengo ninguna excusa”, dijo Canelo tras escuchar el fallo.

Desde septiembre de 2013 cuando Floyd Mayweather lo derrotó con una facilidad absoluta, Canelo no sentía el sabor amargo del fracaso. Es un boxeador joven, con grandes habilidades, pero necesita entender que no es un todoterreno.

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