Después que 12 sacerdotes presos políticos de la dictadura de Daniel Ortega fueron desterrados hacia Roma, la vocera del régimen, Rosario Murillo, refirió que la expulsión de los religiosos es parte de las “soluciones» para defender la paz en Nicaragua.
Según Murillo, esta medida es parte del trabajo que se hace “con prudencia, con discreción, con paciencia para alcanzar las soluciones necesarias que fortalezcan, que aseguren, que defiendan la paz que como decimos todos los días es nuestro tesoro”.
La esposa de Ortega y vicepresidenta de Nicaragua, dijo también al mediodía de este jueves 19 de octubre, que el destierro de los 12 sacerdotes se logró por acuerdos logrados entre el régimen sandinista, la Santa Sede y por la intercesión de las altas autoridades de la Iglesia católica en Nicaragua, a quienes agradeció por apoyar esta gestión.
No menciona el caso del obispo Álvarez
De quien Murillo no hizo mención alguna fue de monseñor Rolando Álvarez, obispo la Diócesis de Matagalpa, ya que no fue incluido en la lista emitida este 18 de octubre. El jerarca continúa en la cárcel La Modelo cumpliendo una condena de 26 años y cuatro meses de prisión impuesta por el régimen de Ortega.
Matteo Bruni, director de la oficina de prensa del Vaticano, informó que los sacerdotes ya fueron recibidos por la Santa Sede y serán alojados en algunas dependencias de la Diócesis de Roma.
“Puedo confirmar que se ha pedido a la Santa Sede que acoja a 12 sacerdotes de Nicaragua recientemente liberados de la cárcel. La Santa Sede ha aceptado”, dijo Bruni, respondiendo a las preguntas de los periodistas, según publicó el portal Vatican News en español.
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