A los hermanos Ortega Saavedra, Daniel y Humberto, se les ha venido señalando desde los años ochenta del siglo pasado como criminales, el primero por encabezar la revolución sandinista que perpetró abusos contra la población, hasta en la actualidad, cuando está acusado de crímenes de lesa humanidad, y el segundo por dirigir el ejército sandinista, que también cometió atropellos y luego también se vio involucrado en el asesinato del joven Jean Paul Genie por parte de sus escoltas.
Sin embargo, al revisar el sistema en línea del Poder Judicial, solo del exjefe del ejército se puede encontrar un archivo de una causa penal, la de una mujer que le acusa a él y al cuerpo castrense por el robo de un terreno de tres manzanas en el kilómetro 10 de la Carretera a Masaya.
No hay más contra los hermanos Ortega Saavedra. Están «limpios» judicialmente, como si se trataran de ciudadanos que nunca han violentado las leyes.
El primer genocidio de Ortega: La Navidad Roja de los miskitos
Un acaudalado empresario
En el caso de Humberto Ortega, se trata del hombre que ideó el Servicio Militar Obligatorio (SMO), mejor conocido como «Patriótico» (SMP) en los años ochenta, cuando los sandinistas mandaron a morir a las montañas a miles de jóvenes, en la guerra civil con los contras.
Además de también ser copartícipe de los crímenes que se señalan a los nueve comandantes sandinistas que gobernaron el país en los ochenta, a Humberto Ortega se le acusa de haberse enriquecido con negocios que realizó mientras fue jefe del ejército. Uno de sus mayores delatores fue Róger Miranda Bengoechea, su mano derecha entre 1982 y 1987 y quien le conocía todos sus movimientos.
Ya con los sandinistas fuera del poder, pero aún siendo jefe del ejército, entre finales de 1990 y 1991, Humberto Ortega hizo de todo para encubrir a sus escoltas, quienes mataron acribillando a balazos al joven de 16 años de edad, Jean Paul Genie, sobre la Carretera a Masaya, cuando la víctima intentaba aventajar la caravana vehicular del general. Sus padres aún piden justicia.
En 1993, Carmen Dávila Blandino acusó al general de robarle su propiedad de tres manzanas, cerca de donde el ahora exmilitar tiene su residencia. Pero el caso no pasó a más y está archivado.
El ejército le arrebató su propiedad a Dávila Blandino desde 1984, a pesar de que no le había sido confiscado, y no se la quisieron devolver.
Periodista confiesa que logró burlar la condición de Humberto Ortega para dar la entrevista
En la actualidad, Humberto Ortega, convertido en un acaudalado empresario, por órdenes de su cuñada Rosario Murillo está bajo un arresto domiciliario de facto, casa por cárcel o «secuestro policial», como han dicho algunos juristas, después de pronunciarse sobre la coyuntura política actual del país, en una entrevista en la que desdeñó a Rosario Murillo como sucesora de su hermano Daniel.
Aunque no menos dañino que su hermano, Humberto Ortega más su imagen pública y se ha refugiado en la vida privada desde que la entonces presidenta Violeta Barrios de Chamorro le obligó a dejar la jefatura del ejército en 1995.
Eso sí, de vez en cuando reaparece para opinar sobre la vida del país.
Criminal de lesa humanidad
El prontuario criminal de Daniel Ortega es más extenso, pues, a la revista Playboy le confesó en 1987 que su primer asesinato lo cometió 20 años atrás, en 1967, cuando participó en un comando sandinista que mató al sargento de la Guardia, Gonzalo Lacayo.
En ese mismo año cayó preso, pero no por la muerte de Lacayo, sino por asalta bancos, y fue liberado en 1974 por otro comando sandinista que asaltó la casa del exfuncionario somocista José María Castillo.
Ortega, junto a otros ocho comandantes sandinistas, incluido su hermano Humberto, llegó al poder en julio de 1979, tras el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, pero antes de eso, ya había cometido otro delito.
Su hijastra, adoptada como hija por el propio Daniel Ortega, lo acusó en 1998 de haberla violado sexualmente desde el año 1978, cuando Ortega inició una relación con su madre Rosario Murillo.
La acusación llegó a los juzgados, pero jueces controlados por Daniel Ortega dejaron que la causa prescribiera y luego sobreseyeron al ahora dictador, ese momento en la oposición.
Daniel Ortega fue elegido por sus compañeros para liderar la revolución sandinista de los años ochenta, un régimen que empobreció al país, mandó al exilio a miles de nicaragüenses, violentó los derechos humanos mediante torturas, asesinatos y hasta genocidios, como la llamada «Navidad Roja» de los miskitos, cuando en diciembre de 1981 el ejército sandinista les masacró y les destruyó sus comunidades en las riberas del río Coco.
La dictadura Ortega Murillo se inmiscuye en la campaña electoral presidencial venezolana
Una amnistía en 1990, cuando los sandinistas perdieron el poder, dejó en la impunidad todos los crímenes cometidos por Daniel Ortega, su hermano Humberto y todos los demás líderes del sandinismo desde 1979.
Daniel Ortega volvió a cometer crímenes contra la población nicaragüense, especialmente desde abril de 2018, cuando junto a su esposa Rosario Murillo ordenaron reprimir con armas de guerra y paramilitares las protestas pacíficas de abril de 2018, causando los asesinatos de más de 300 nicaragüenses.
Más antes, mediante una nociva ley, artículó el despojo de tierras de los campesinos para un fallido proyecto canalero, para lo cual también reprimió las protestas de los campesinos.
Además, para mantenerse en el poder, violentó la Constitución Política en 2011 para reelegirse como presidente, a pesar de que la Carta Magna se lo prohibía.
Daniel Ortega está acusado en Argentina por crímenes de lesa humanidad, pero, por ahora, ante la justicia nicaragüense, está limpio penalmente, al igual que su hermano Humberto.