El hijo de la pareja dictatorial Laureano Ortega recibe cada vez más poderes por parte de su padre y más responsabilidades propias de un jefe de Estado.
Este lunes 22 de julio en el Diario Oficial La Gaceta, se publica el acuerdo presidencial 111-2024, que dice: «Otórguese plenos poderes al compañero Laureano Facundo Ortega Murillo en calidad de Asesor Presidencial para la Promoción de Inversiones, comercio y cooperación internacional, para que actuando en nombre y representación del gobierno de la república de Nicaragua suscriba la Hoja de ruta del acuerdo de la cooperación económico-comercial entre la república de Nicaragua y la república de Belarús a corto plazo».
El pasado 9 de julio, Daniel Ortega dio también plenos poderes a Laureano para que en su nombre firmara acuerdos con China hasta el año 2027, lo cual sobrepasa la fecha establecida para los próximos comicios generales que tendrían que ser en noviembre de 2026, dando por hecho que ellos continuarán en el poder para entonces.
La situación ha generado especulaciones en el círculo político de que la pareja dictatorial esté preparando a Laureano Ortega para ser el sucesor del caudillo sandinista cuando este ya no pueda ejercer más sus funciones debido a su avanzada edad.
Los más leales purgados mientras Laureano crece
Luis Blandón, Presidente de Unamos, dice que la prisa por darle tanto poder a Laureano obedece al «evidente deterioro de Daniel Ortega».
«Hay proyección intensiva que vemos en los medios de comunicación oficialistas que lo siguen ubicando en la línea de sucesión, él ha estado en estos últimos años al frente de las relaciones internacionales estratégicas para el régimen», indica Blandón.
También señala que mientras Laureano adquiere más poder y protagonismo, hay un desplazamiento del círculo cercano a Daniel Ortega, e incluso, «algunos purgados entre los funcionarios más leales», por lo que cree que el hijo de los dictadores «se ha convertido en una figura clave de la dictadura», sobre todo porque su influencia está más concentrada en el área económica, uno de los pilares para el régimen.
Con poder, pero vigilado y bajo control de Murillo
Samantha Jirón, activista política juvenil, recuerda que las intenciones de la pareja dictatorial por integrar más de lleno a Laureano en los asuntos de Estado no empezaron recientemente, pero sí considera que este protagonismo «ha venido creciendo gradualmente conforme el círculo de los que son más de confianza de Daniel Ortega y Rosario Murillo se ha venido haciendo más pequeño».
«Al no tener personas de confianza, en teoría, recurren a su hijo para que pueda ver temas importantes como el comercio, como la cooperación, porque saben que incluso, en cualquiera de estos cargos a nivel internacional los pueden traicionar, porque ya lo han vivido», indicó Jirón.
Además señaló, que a pesar que Laureano Ortega es su propio hijo, para darle todas estas concesiones se aseguran que se encuentre totalmente bajo su vigilancia constante.
«Ni sus propios hijos están totalmente a salvo del control de Rosario y de Ortega, pues lo que sabemos es que todos viven en El Carmen, y son controlados, y no solo es controlado el hijo, sino también la esposa, y los nietos y eso garantiza que se mantengan en una misma línea y no cometan algo que vaya en contra de su mamá y de su papá», dijo la activista juvenil.
Para las elecciones generales previstas para noviembre de 2026, Ortega tendrá 81 años ¿se atreverá con esa edad a postularse nuevamente?. Dentro del proyecto dinástico los Ortega-Murillo tienen para perpetuarse por largo rato. Rosario Murillo tiene 9 hijos, 8 de los cuales tienen cargos de asesores presidenciales listos para continuar el proyecto dictatorial.