El régimen de Daniel Ortega dio un paso más en su estrategia de alienación mediática al firmar un acuerdo que llevará la señal del canal ruso RT en Español a la televisión abierta nicaragüense, consolidando así un canal directo para la desinformación del Kremlin en territorio nacional.
La decisión, formalizada durante el XXVIII Foro Económico Internacional de San Petersburgo, evidencia la profundización de los lazos entre el gobierno sandinista y Moscú, en un momento en que Rusia busca expandir su influencia informativa en América Latina como parte de su confrontación con Occidente.
La mano familiar en el control mediático
No es casualidad que Daniel Edmundo Ortega Murillo, hijo del dictador y coordinador de Medios del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, haya sido quien rubricó el acuerdo con la directora de RT en Español, Victoria Vorontsova. Esta figura representa la continuidad dinástica del control informativo en Nicaragua, donde los Ortega-Murillo han convertido los medios de comunicación en instrumentos de su proyecto político personal.
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Las declaraciones de Ortega Murillo sobre «la lucha permanente por la verdad» resultan particularmente cínicas viniendo de un régimen que ha clausurado medios independientes, encarcelado periodistas y eliminado prácticamente toda voz crítica del espectro mediático nacional.
RT: El brazo mediático de la guerra híbrida rusa
La incorporación de RT a la televisión abierta nicaragüense no es un acto de cooperación cultural, sino la instalación de una herramienta de guerra informática en el corazón de Centroamérica. RT, conocido por sus narrativas anti-occidentales y su promoción de teorías conspirativas, ha sido prohibido o sancionado en múltiples países europeos precisamente por su función como vehículo de propaganda estatal rusa.
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Para el régimen orteguista, RT representa una oportunidad dorada: acceder a contenidos profesionalmente producidos que legitimen su posición anti-estadounidense y ofrezcan una versión alternativa de los conflictos internacionales que favorezca los intereses geopolíticos de sus aliados autoritarios.
El contexto de aislamiento internacional
Esta alianza mediática se produce mientras Nicaragua atraviesa su peor crisis de legitimidad internacional desde los años ochenta. Con un gobierno considerado dictatorial por la mayoría de la comunidad internacional, Ortega busca en socios como Rusia no solo respaldo político, sino también herramientas para moldear la percepción pública interna.
La llegada de RT a la televisión abierta representa un intento de crear una burbuja informativa que presente a Nicaragua como parte de un bloque de resistencia global contra el «imperialismo occidental», narrativa que conviene tanto a Moscú como a Managua.
Implicaciones para la ciudadanía nicaragüense
Los nicaragüenses, ya sometidos a un ecosistema mediático controlado por el Estado, enfrentarán ahora una dosis adicional de desinformación sistemática. RT no solo promoverá las posturas rusas sobre conflictos internacionales, sino que reforzará las narrativas orteguistas sobre supuestas conspiraciones extranjeras contra Nicaragua.
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Esta operación mediática forma parte de una estrategia más amplia de control social que busca aislar a la población nicaragüense de fuentes de información independientes y crear una realidad paralela donde las críticas al régimen son presentadas como manipulaciones extranjeras.
El acuerdo firmado en San Petersburgo no es, por tanto, un simple convenio de cooperación televisiva, sino una pieza más en el tablero de la consolidación autoritaria en Nicaragua y la expansión de la influencia rusa en América Latina.
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