Este año los procesos electorales que se llevarán a cabo en distintos puntos de la región pondrán a prueba la fuerza de la democracia en América Latina, según destaca la más reciente publicación de The Economist. Entre los países que estarán enfrentando próximos cambios en su sistema se encuentra Nicaragua, que este 2021 celebrará elecciones presidenciales y legislativas.
The Economist: Tres regímenes autoritarios en América Latina: Nicaragua, Cuba y Venezuela
El semanario alerta que la situación en Centroamérica es más preocupante debido a los conflictos internos que enfrentan Nicaragua, El Salvador y Honduras, en términos de democracia. Describen al actual presidente Daniel Ortega como “el hombre fuerte que acabó con la democracia de Nicaragua” y sostienen que, aunque el mandatario es impopular en el país, este no cede.
Diversas encuestas ya señalaban que la popularidad de la familia Ortega Murillo ha venido en picada desde el estallido social de 2018, sobre todo ante la agudización de la crisis económica y el mal manejo de la pandemia del COVID-19. De hecho, la más reciente encuesta de la costarricense CID Gallup refleja que el partido oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) mantiene su base de simpatizantes reducida en un 25%.
¿Esperanza en el desorden?
En medio del desorden, también hay razones para la esperanza, señala The Economist. Y “la vía de elecciones descontentas, es mejor que la protesta violenta”. Sin embargo, detallan que a los ganadores de las contiendas electorales de este año les esperan grandes problemas, pues “las lunas de miel serán cortas”.
Pero en la situación particular de Nicaragua, aún resulta difícil definir que se puede esperar durante los comicios del próximo mes de noviembre. Hasta el momento no se han efectuado reformas electorales ni realizado ajustes dentro del Consejo Supremo Electoral (CSE), con el fin de garantizar unos comicios transparentes. La oposición tampoco ha definido casillas ni candidatos de forma oficial, ni termina aun por definir si correrán en las elecciones divididos en bloques o a través de un solo órgano opositor.
Las proyecciones previas realizadas por The Economist establecen que Ortega logrará retener la silla presidencial por otro periodo más, aun cuando las estadísticas lo muestran en su nivel más bajo de aceptación durante la última década, debido al control que mantiene sobre todos los poderes del Estado.
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