Las siglas del Frente Sandinista fueron reinstaladas, más de tres décadas después, en el Cerro Motastepe de Managua, el lugar más visible del acceso sur hacia la capital. Estas letras ya habían sido puestas en el mismo sitio por el sandinismo al llegar al poder en 1979 como símbolo de su dominación militar.
Durante esa época el gobierno militar de Daniel Ortega impuso la doctrina partidaria en instituciones públicas y escuelas y el himno de su organización política debía ser cantado obligatoriamente todos los días por los niños y adolescentes en los centros escolares del Estado.
Daniel Ortega ha hecho colocar los símbolos de su partido en murales, plazas, ministerios y entidades públicas y su imagen y la de su esposa, vocera de gobierno y vicepresidenta Rosario Murillo se erigen en gigantescos rótulos por todo el país, algo que ha sido catalogado como un «culto a la personalidad» por parte de sus detractores.
Después de la crisis de abril de 2018 Daniel Ortega aceleró la partidización del Estado, según médicos y extrabajadores que denunciaron que este realizó una especie de «depuración» en las instituciones públicas de tal forma que despidió a aquellos trabajadores que no consideraba sandinistas. Las denuncias apuntan a que se requiere un carné de militante para poder acceder a estas plazas en el Estado.
La instalación de estas siglas representan en el sandinismo el retorno a llamada «década perdida» y otorga un espacio público para la propaganda de un partido político.
Esas letras fueron retiradas en 1990 cuando el FSLN perdió el poder a manos de Violeta Barrios de Chamorro, las envío a retirar el entonces alcalde de Managua Arnoldo Alemán.
Las casas confiscadas por Daniel Ortega en 1979
La bandera de Nicaragua minimizada
Este no es el único gesto de partidización absoluta impulsada por el gobierno de Daniel Ortega durante estas festividades patrias. La Juventud Sandinista, grupo de choque del sandinismo apoyado con fondos públicos a través del Ministerio de la Juventud, llevó a cabo este lunes una actividad que consistía en subir al punto más alto de Nicaragua: el cerro Mogotón, que se ubica entre Dipilto y Jalapa a unos 2,107 metros sobre el nivel del mar, donde colocaron una bandera de Nicaragua junto a una bandera sandinista y un monumento a Augusto C. Sandino. Una acción que ellos llamaron «un símbolo de conquista».
La bandera de Nicaragua es considerada por el sandinismo como un símbolo de la rebeldía ciudadana que dio origen a la crisis de 2018 luego que un grupo de estudiantes universitarios protestaran por las restrictivas reformas a la seguridad social que reducían las pensiones a los jubilados.
Los manifestantes usaron la bandera azul y blanco según dijeron para «reivindicarla», luego que la del FSLN tomara protagonismo en todos los espacios públicos del país. Hoy el FSLN hace esfuerzos por recuperarla pero siempre la hace acompañar de la bandera de su partido.
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