Según, dicta el protocolo de investidura, el encargado de dirigir el destino del país es juramentado por el presidente de la Asamblea Nacional comprometiéndolo “ante Dios y ante la patria a respetar la Constitución y las leyes”. A lo que el nuevo presidente debe responder con un rotundo: “¡Sí, lo juro!”.
Con este juramento ocurren dos cosas: la aceptación del cargo para el que ha sido electo y la asunción de las obligaciones que el cargo supone, porque si no las cumple “la patria y el pueblo se lo demandarán”.
Aunque la próxima toma de posesión de Daniel Ortega podría dar la sensación de ‘deja vu’, el contexto que rodea la del 2022 es completamente diferente.
Rosario Murillo anuncia acto de toma de posesión de ella y Ortega
Daniel Ortega es oficialmente el dictador nicaragüense con más años en el poder venciendo a Anastasio Somoza García (16) y a José Santos Zelaya (16). Este año inicia su cuarto mandato consecutivo de los cinco períodos en los que ha ocupado el cargo. Es decir, que si logra completar este último mandato alcanzaría la marca de los 25 años.
Este 10 de enero Daniel Ortega y Rosario Murillo tomarán posesión de sus cargos en forma “ilegítima” por segunda ocasión, según ha calificado la comunidad internacional.
Aunque no ha sido anunciada la presencia de ningún jefe de Estado extranjero es probable que asistan representantes de los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Además, algunos miembros de los cuerpos diplomáticos de Rusia, China y demás países aliados. Murillo solo ha dicho que asistirán 300 invitados sin decir quiénes son.
1985: Más de lo mismo
Daniel Ortega sale electo por primera vez en las elecciones de 1984 con una mayoría abrumadora (66,9%). Los observadores internacionales estimaron que ganó en buena lid, pero “el nuevo Gobierno” fue una continuación del que se formó en julio de 1979. Con un programa idéntico y un FSLN «como nervio y motor de la vida revolucionaria».
En el séptimo aniversario del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, el 10 de enero de 1985, Ortega llegó a la toma de posesión vestido de militar y en su discurso declaró a Sandino como “presidente eterno de Nicaragua”.
España no enviará representación a la toma de posesión de Ortega
A la ceremonia asistieron 69 delegaciones extranjeras. Entre los asistentes más llamativos estuvieron: Fidel Castro, el presidente yugoslavo, Veselin Djuranovic, el presidente de Surinam, Lachmipersad Ramdat Misier, el vicepresidente argentino, Víctor Martínez y los cuatro cancilleres del Grupo de Contadora (Colombia, México, Venezuela y Panamá), que buscaban mediar en los conflictos armados de la región centroamericana.
Aunque la oposición política de Nicaragua no estaba muy convencida de que Daniel Ortega respetaría el orden institucional, le concedieron el beneficio de la duda y lo obligaron a cumplirlo en 1990.
2007: Segunda vuelta al caos
Una salva de honor de 21 cañonazos le dio la bienvenida a Ortega, que se convertía en el presidente electo número 39 de Nicaragua con Jaime Morales Carazo como compañero de fórmula.
El acto de toma de posesión comenzó con más de una hora de retraso. La razón fue que Hugo Chávez, principal invitado a la ceremonia, llegó tarde. Este hecho causó malestar entre los otros invitados especiales.
Uno de ellos era el embajador estadounidense, Paul Trivelli quien calificó el acto en un cable diplomático como “circo”, donde “el único tratado con honores de Estado fue el presidente venezolano”. Además, señaló que al presidente, Uribe de Colombia y al presidente Calderón de México, “no les hizo gracia el atraso”.
La presencia del expresidente, Arnoldo Alemán, acusado y condenado por corrupción, también fue mal vista por Trivelli quien siempre lo llamó “convicto” en sus comunicaciones oficiales. El presidente saliente, Enrique Bolaños, por otra parte fue ignorado en el programa por el nuevo mandatario y su esposa.
Daniel Ortega: el eterno candidato presidencial del FSLN
Rosario Murillo, primera dama, consejera, coordinadora del Consejo del Poder Ciudadano (CPC), directora de campaña y directora de comunicación del gobierno cambió a última hora la sede de la toma de posesión de la Plaza de los No Alineados a Plaza la Fe, sin consultarle a nadie. Esto ocasionó caos y desconcierto entre organizadores e invitados. El acto en general fue considerado por los cuerpos diplomáticos como “un insulto”.
El juramento de rigor y la promesa de respetar la Constitución de la República, antes de recibir la banda presidencial, solo fue un punto más en la agenda protocolaria que pasó desapercibido.
Los presentes en el acto de investidura se escandalizaron cuando el entonces presidente de la Asamblea Nacional, René Núñez, le colocó la banda presidencial en el hombro izquierdo. Algo que junto a su camisa blanca de mangas largas remangadas rompía por completo el protocolo.
Pudo ser un accidente provocado por los nervios del momento o algo planificado, pero hay quienes ahora lo ven como un presagio de lo que vendría.
2012: Por siempre presidente
En medio de acusaciones de fraude y su abierta complicidad con el Consejo Supremo Electoral, dirigido entonces por Roberto Rivas, Ortega se reelige por primera vez. Es en este período que el dictador comienza a dar pasos más grandes y claros hacia la perpetuidad en el poder.
La reforma del artículo 147 de la Constitución Política nicaragüense, con apoyo de la mayoría en la Asamblea Nacional, le permite a Ortega ser reelegido de manera continua e indefinida.
Durante la toma de posesión, el sandinista hizo referencia en su discurso a la muerte del dictador libio, Muhamar Kadafi, responsabilizando a la OTAN de su “asesinato” ocurrido tres meses antes. Kadafi fue aliado y benefactor personal de Daniel Ortega y su familia.
De Fidel Castro a Stroessner y de Trujillo a Ortega: los dictadores con más tiempo en el poder
Dos de las personalidades más destacadas que apoyaron esta tercera investidura del dictador Ortega fueron el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón —de quién Daniel Ortega dijo sentirse honrado por contar con su presencia destacando la colaboración de España en Nicaragua—, y el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, cuya visita fue muy criticada por la entonces congresista republicana, Ileana Ros-Lehtinen.
Previamente habían confirmado su asistencia, Hugo Chávez de Venezuela, el canciller de China-Taiwán y el presidente de Honduras, Manuel Zelaya.
También estuvo presente el ‘gran capital’ nicaragüense representado por Ramiro Ortiz, Grupo Promerica, Roberto Zamora de Bancentro-Lafise y José Adán Aguerri, presidente del Cosep. Hoy todos son considerados traidores a la patria por el dictador.
2017: “Una pareja delirante”
En este ascenso al poder, Ortega luce más solo que en otras ocasiones. Solo asisten tres invitados de alto rango: Nicolás Maduro (sancionado por EE.UU en julio de ese mismo año); la presidente de China-Taiwán, Tsai Ing-wen, (representante de un país al que la ONU desconoce como Estado independiente); y el ex presidente de El Salvador, Mauricio Funes, investigado en su país por corrupción (nacionalizado en 2019 y más tarde contratado como consultor en el Minrex de Nicaragua).
En el discurso de aceptación que duró más de una hora, Ortega atacó a EE.UU en presencia de la embajadora estadounidense, Laura Dogu, que se encontraba en la tarima. A pesar de que Ortega llama a EE.UU “el imperio” ese país ha sido el mayor socio comercial de Nicaragua.
El dictador también mencionó que no pierde las esperanzas de que EE.UU le pague al país los 16 mil millones de dólares que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), le ordenó pagar en los ochenta.
Aunque la conferencia episcopal fue invitada al acto, ninguno de los obispos de la iglesia católica asistió a la investidura.
“Es una pareja delirante con una desmedida ambición por el poder y la riqueza”, describió en su momento la socióloga, Sofía Montenegro refiriéndose a la pareja presidencial.
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