El presidente de Argentina, Alberto Fernández, dio marcha atrás y no enviará ninguna delegación oficial al acto de este lunes en el que Daniel Ortega y Rosario Murillo reasumirán las presidencia de Nicaragua por otros cinco años, en medio del rechazo de la comunidad internacional y la oposición que consideran que las votaciones del 7 de noviembre fueron una farsa.
El día viernes Rosario Murillo había confirmado que Argentina estaba entre los países que enviarían una delegación oficial. También el embajador argentino Daniel Capitanich había confirmado a medios de comunicación la llegada de una delegación.
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«En realidad la Argentina tiene una coalición de gobierno digamos, aparte del Partido Justicialista, entonces hay unos representantes también de algunos espacios políticos que conforman el Frente de Todos que ya están en Managua, pero aparte estamos esperando representaciones del gobierno», había dicho Capitanich al diario La Prensa.
Sin embargo, según el diario Clarín, este sábado el gobierno de Argentina salió a desmentirlo al asegurar que su embajador se habrá «confundido «y que quizá quiso «decir otra cosa».
El único representante argentino que va «es él», señalaron fuentes cercanas al canciller Santiago Cafiero, de acuerdo a Clarín.
El anuncio de Argentina se da un día después de que el presidente Alberto Fernández asumió la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y Caribe (CELAC), contando con el apoyo del régimen de Daniel Ortega.
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La decisión de Argentina de enviar una delegación oficial a la reasunción de Ortega había generado un gran debate en los medios de comunicación de ese país y condenas entre activistas, dado que el régimen sandinista es reconocido internacionalmente con un violador de derechos humanos y que Ortega logró reelegirse luego de encarcelar a los principales aspirantes presidenciales de la oposición, como también a decenas de activistas, representantes del sector privado, y líderes sociales y políticos.
«De parte de Argentina, solo asistirán partidos políticos pro dictadura de forma independiente, pero el gobierno no enviará una representación oficial. Eso es lo importante. Ojalá el gobierno mexicano reconsidere su posición, es una vergüenza internacional demasiado grande», manifestó el activista de derechos humanos Agustín Antonetti.
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