Ante la imposibilidad de entrar como un reportero, el periodista mexicano Otoniel Martínez, de Azteca Noticias, se infiltró en Nicaragua en julio pasado como turista. Lo que vio lo plasmó en una serie documental que está dando mucho de qué hablar, ya que muestra a un régimen que aterroriza a millones de personas, mientras trata de imponer la normalidad. Martinez calificó a Nicaragua como un país fachada.
En el capitulo transmitido este viernes se mostró a ese Daniel Ortega, que dice ser de izquierda, pero que prefiere trasladarse en un lujoso vehículo Mercedes Benz, modelo G63 V8 AMG, blindado, del que tiene varios.
Al líder sandinista y a su esposa Rosario Murillo se les muestra llegando el 19 de julio del 2022 en su mercedes a la Plaza de la Revolución custodiados por cientos de policías fuertemente armados, mientras son coreados por muchos de sus seguidores disciplinadamente dispuestos en un pequeño tramo de la avenida Bolívar. Estos ni siquiera pueden acercarse debido a que entre ellos y Ortega también hay otra larga fila de policías que evitan todo tipo de acercamiento.
Fanático sandinista amenaza con «enterrar cabezas», en documental de TV Azteca
Fue una vista fugaz de Ortega, porque este pasó muy rápido, se bajó con Murillo de su vehículo y se dirigió al escenario donde daría un discurso en ocasión del 43 aniversario de la revolución sandinista.
«Eso fue todo lo que recibió su gente: unos segundos de su presencia y un saludo fuertemente custodiado», enfatiza Otoniel Martínez.
Dice ser #comunista y se pasea en un #MercedesBenz
Dice ser de su pueblo y solo saluda a la distancia, en medio de un ejercito de uniformados.
Aquí la muestra de un intento más para sostener un #PaísFachada#DueleRespirar 🇳🇮 #SOSNicaragua pic.twitter.com/JjfdkcuJMT
— OTONIEL MARTÍNEZ (@_otomartinez) August 19, 2022
Dentro de la Plaza de la Revolución no estaba el llamado pueblo de a pie, sino un selectro grupo de sandinistas: funcionarios públicos, altos miembros del FSLN, dirigentes de la Juventud Sandinista 19 de Julio, toda la familia Ortega, y por supuesto, muchos, muchísimos policías.
Martínez pudo ver dentro de ese perímetro de seguridad «una celebración perfectamente planeada» y la llamó «la fiesta de Daniel», lo que el régimen «muestra al mundo».
Pero lejos de ese perímetro, vio otra realidad: una avenida casi desierta, con personas sentadas en el pavimento, ondenado banderas. Se trataba de los excluidos de «la fiesta de Daniel».
En la Plaza 22 de Agosto, detrás del Palacio Nacional de la Cultura se veía caminar a algunos niños. El periodista le pregunto a uno de estos si había logrado entrar a la celebración sandinista. «No, ahí están un montón de policías en la entrada», respondió el menor.
La propaganda sandinista ha vendido históricamente que los niños son «los mimados de la revolución». Irónicamente, a la fiesta de Daniel y su familia, no tienen permiso de entrar.
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