Con copa alzada en mano los principales representantes del régimen sandinista brindaron por el Año Nuevo Chino 2025, en un claro acto de servilismo para afianzar la creciente alianza entre Nicaragua y China.
Altos funcionarios del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, incluidos los hijos la pareja dictatorial, participaron en la celebración del Año Nuevo Chino en la Embajada de la República Popular China en Managua.
El evento estuvo presidido por Laureano Ortega Murillo, asesor presidencial para la promoción de inversiones, comercio y cooperación internacional; el embajador de China en Nicaragua, Chen Xi; el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras; y el canciller nicaragüense, Valdrack Jaentschke.
La celebración del Año de la Serpiente de Madera, que simboliza sabiduría, transformación y fortaleza, sirvió como plataforma para un fuerte acto de reverencia hacia el gobierno chino por parte del régimen nicaragüense.
Durante el evento, Laureano Ortega, hijo de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, transmitió un mensaje de fraternidad hacia China, destacando la importancia de las relaciones bilaterales y el afianzamiento de la cooperación estratégica entre ambos países.
China: el gran ganador del acuerdo comercial con el régimen de Ortega
Balance comercial desigual
A lo largo de su intervención, Laureano no escatimó elogios hacia el presidente chino, Xi Jinping, calificándolo como un líder visionario y un defensor de la estabilidad global.
En su discurso, el hijo de los dictadores reafirmó el compromiso de Nicaragua de seguir avanzando en la cooperación con China, especialmente en el marco de su Tratado de Libre Comercio (TLC) con la potencia asiática, que comenzó a aplicarse el 1 de enero de 2024.
Este acuerdo ha sido presentado por el régimen como una gran oportunidad para Nicaragua, pero en la práctica, el comercio bilateral revela una balanza desigual que favorece exclusivamente a China.
Este tipo de declaraciones y el énfasis en la alianza con China reflejan la creciente dependencia de la dictadura sandinista hacia el gigante asiático, cuyas inversiones y proyectos se imponen como una prioridad estratégica.
Aunque el régimen asegura que las inversiones chinas traerán prosperidad, el país sigue enfrentando una balanza comercial negativa con China, que se ha convertido en un socio comercial más fuerte a nivel de importaciones, pero sin una reciprocidad significativa en cuanto a exportaciones nicaragüenses.
Las ventas de Nicaragua a China fueron de apenas 78 millones de dólares en 2024, una cifra ínfima en comparación con las exportaciones a Estados Unidos, que concentran más del 50% de las ventas de Nicaragua.
Por otro lado, el TLC con China ha incrementado la deuda externa nicaragüense, con préstamos provenientes de Pekín que, aunque destinados a proyectos de infraestructura, se acompañan de condiciones onerosas con tasas de interés altas (entre 9% y 10%).
Esto se suma a la proliferación de comercios chinos en todo el país, que han colocado en una posición de desventaja a los empresarios locales debido a su capacidad para ofrecer productos más baratos, gracias a su exención de aranceles de importación.
Nueva inversión china en Estelí
El reciente anuncio de la construcción de un mega centro comercial en Estelí, realizado horas antes de la celebración en la embajada de China este miércoles 22 de enero de 2025, promete ser el más grande de la zona norte y generar empleos que benefician principalmente los intereses chinos, mientras que los pequeños empresarios nicaragüenses y la población se ven desplazados ante la invasión china.
Chinos invertirán en un mega centro comercial en Estelí, mientras desplazan a emprendedores locales
El régimen de Ortega ha mostrado una clara preferencia por afianzar la relación con China, aún a costa de sacrificar los intereses de los comerciantes locales y las relaciones con otros socios internacionales de mayor importancia económica.
La política exterior del régimen no solo muestra una creciente sumisión a China, sino también una ruptura de las relaciones con otros socios comerciales más tradicionales, como Estados Unidos, que sigue siendo el principal destino de las exportaciones nicaragüenses.
La celebración del Año Nuevo Chino en Managua, con la presencia de figuras clave del gobierno nicaragüense, ilustra no solo el alineamiento ideológico con China, sino también la manera en que el régimen utiliza la retórica de hermandad y cooperación internacional para justificar una relación desigual que sigue beneficiando principalmente a China, mientras que Nicaragua sigue atrapada en un ciclo de deuda, dependencia y pérdida de autonomía económica.