El Chelsea rompió los pronósticos y firmó su nombre como el primer campeón del Mundial de Clubes de 32 equipos al golear 3-0 al Paris Saint-Germain, flamante rey de Europa, en la final disputada este domingo a las afueras de Nueva York.
Con un juego sólido en todas las líneas y guiado por el talento del mediocampista ofensivo Cole Palmer, de 23 años, los Blues dieron un nuevo paso hacia su retorno a la primera línea del fútbol tras varias temporadas de fichajes millonarios y resultados decepcionantes.
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Palmer anotó un doblete (22 y 30 minutos) y asistió luego al brasileño João Pedro (43) para liquidar en el primer tiempo la final en el estadio MetLife, en East Rutherford, adonde asistió el presidente estadounidense, Donald Trump, cuyo país organizará el próximo año el Mundial de selecciones junto a México y Canadá.
Trump entregó los premios a los mejores futbolistas del torneo e incluso apareció en la foto cuando el capitán británico, Reece James, alzó el trofeo.
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«Todos dudaron de nosotros antes del partido, pero salir ahí y luchar como lo hicimos contra un gran equipo sabe bien», valoró Palmer, Balón de Oro del Mundial, a DAZN.
Los londinenses, dirigidos por el italiano Enzo Maresca, cerraron la temporada con dos títulos, luego de conquistar la Conference League a finales de mayo, que los convirtió en el único club en ganar todos los torneos internacionales de Europa.
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A pesar del cansancio por la extenuante campaña europea y las altas temperaturas en Estados Unidos, los ingleses frenaron el paso frenético del ganador de la Liga de Campeones, que partía favorito gracias a su fútbol hipnótico, ausente en la jornada dominical, y sus resonadas victorias.
– Jaque mate –
El Chelsea logró su segundo trofeo de campeón mundial, después del obtenido en la edición de 2021, bajo el formato antiguo de siete participantes, sobreponiéndose a una derrota inesperada (3-1) frente al Flamengo en la fase de grupos, una caída sorpresiva que marcó el ritmo de una competición en la que David venció varias veces a Goliat.
Pero luego retomó la senda de la victoria al despachar al Benfica (4-1) en octavos y al Palmeiras (2-1) y Fluminense (2-0), sepultando el sueño sudamericano de tener un finalista.
«No tengo palabras… ellos (los jugadores) lo merecen», dijo Maresca, «muy emocionado» por el futuro de su club, pero «aún más emocionado» porque por fin tendrán vacaciones.
En la final en el MetLife, frente a 81.118 espectadores, la mayoría fanáticos de los Blues, su equipo mostró desde el arranque sus intenciones utilizando las mismas armas del PSG: presión alta intensa combinada con balones largos que hicieron explotar la banda izquierda parisina, cubierta por Lucas Beraldo y Nuno Mendes.
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Ahogaron a los de Luis Enrique, que llegaban envalentonados tras bailar 4-0 al Real Madrid en semifinales, con Palmer como titiritero de unos ingleses que marcharon a su ritmo y que recién en el minuto ocho, con un zurdazo suyo que rozó el poste de Gianluigi Donnarumma, advirtieron que no estaban en la final como observadores.
Aprovechando la falta de reacción y la tarde olvidable de Beraldo, el 10 abrió la cuenta con dos anotaciones muy similares dentro del área, que incluyeron finas definiciones de izquierda al poste lejano del arquero italiano.
En la primera capitalizó un saque largo del portero Robert Sánchez, en el que Mendes falló en el despeje, y en la segunda galopó sin marca hasta las 18, tras pase largo de Levi Colwill.
– Cerrojo español –
Antes del entretiempo, en el que hubo un show musical de estrellas como J Balvin, el 10 redondeó su faena con otro pique en solitario por la derecha que culminó con una asistencia para que João Pedro definiera con sutileza por encima de Donnarumma.
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El brasileño, fichado hace días del Brighton, mantuvo el brillo con el que anotó un doblete ante el Flu, una exhibición que se esperaba de Ousmane Dembélé, la gran figura parisina de la temporada pero que fue incapaz ante la zaga londinense.
Serio aspirante al Balón de Oro, el Mosquito tuvo una chance inmejorable de descontar en el comienzo del segundo tiempo (52) con un disparo a boca jarro que despejó de forma asombrosa Sánchez, que obtuvo el premio al mejor guardameta y se lució con otras atajadas a Désiré Doué (18) y Vitinha (59).
El español fue vital para mantener a raya al PSG, que en la parte complementaria dio más señales de vida pero sin acercarse nunca al nivel que le permitió alzar su primera Orejona y ganarlo todo en Francia esta campaña.
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Inclusive Donnarumma evitó que la caída fuese peor al atajar brillantemente un tiro lejano del revulsivo Liam Delap. Pero su volada no inspiró a la banda de Luis Enrique, que golpeó a João Pedro al final del juego.
El PSG disputó los últimos minutos, en los que perdió a João Neves por expulsión (85), sabiendo que el trono de rey del mundo ya pertenecía a otro.
«El Chelsea ha ganado hoy la batalla física», admitió el capitán parisien, Marquinhos. «Fueron muy eficaces en las ocasiones que tuvieron».
AFP
