El régimen sandinista se sumó a las condenas internacionales por la toma el día domingo del Congreso, el Palacio Presidencial y la Corte Suprema de Brasil a manos de simpatizantes del expresidente de ese país, Jair Bolsonaro.
Rosario Murillo, a través de los medios oficialistas, rechazó lo ocurrido contra el gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva, y pese a las diferentes entre Nicaragua y la democracia brasileña, hizo un paralelismo con las protestas antigubernamentales del 2018, consideradas por el gobernante FSLN como un «intento golpista».
Es «insólito para muchos, pero para quienes hemos sufrido y conocemos y hemos vencido y seguimos venciendo el golpismo terrorista, son incidentes que desgraciadamente se dan», dijo Murillo.
Organismos defensores de derechos humanos han sido claros que en el 2018 en Nicaragua lo que hubo fue una brutal represión contra manifestantes que demandaban la restitución de la democracia.
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Murillo leyó un comunicado en el que condena enfáticamente lo ocurrido en Brasil y afirmó que fue algo en contra de los «movimientos, partidos y líderes progresistas que representan los intereses y derechos de los pueblos”.
Invasión y destrucción
Según agencias de noticias, el segundo piso del Palacio do Planalto fue totalmente destruido y los manifestantes incluso llegaron hasta el pasillo que conduce al despacho del mandario. No obstante, fuentes de la Presidencia indicaron a EFE que la sala del gobernante no fue invadida.
Los simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro piden que los militares den un golpe de Estado, ya que no aceptan la derrota electoral del 30 de octubre.
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