Mientras la Alianza Cívica se debate en iniciar desde cero una organización y base partidaria que por ahora no refleja grandes avances, para Ortega las cosas a nivel de estructura se muestran más sencillas, pues cuentan con un sólido y amplio engranaje de organizaciones que se mueven desde los barrios, hasta los altos niveles departamentales , y además no parece tener la tarea de elegir candidato, algo que se muestra como uno de los principales obstáculos en la acera de la oposición.
Ortega ha sido el eterno prospecto de su partido desde 1984 y está en campaña permanente, ahora con el beneficio y las ventajas que le representan el uso de los recursos y medios del Estado.
Lo que sí es difícil para Ortega es tener que enfrentar a una oposición, que aunque no se manifiesta en una estructura partidaria, sí es claramente visible en el descontento social.
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Ortega pasó de tener una aceptación de más del 60% antes de la crisis, a llegar a su nivel de popularidad más bajo en septiembre de este año cuando un 57% de la población calificó como «muy mala» su gestión, de acuerdo a una encuesta publicada por CID Gallup.
Ortega además había deshecho cualquier oposición con algún nivel de incidencia a lo largo de los últimos 11 años, y acostumbrarse al nuevo panorama donde existe la crítica y la vigilancia constante, será complejo y retador para quien tuvo por largo rato el camino despejado.
A pesar del desgaste de su imagen, la amplia condena y aislamiento internacional, así como los señalamientos por crímenes de lesa humanidad de parte de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, Daniel Ortega es promovido dentro de las filas sandinistas como el próximo candidato presidencial.
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Gustavo Porras, agitador político del FSLN dijo hace un mes; «Desde ya nos preparamos para el triunfo de Daniel en el 2021”, al tiempo que llamó a sus partidarios a «estar atentos a cualquier acción de los enemigos», que para ellos podrían significar la pérdida del poder.
El pedido de Edén
Solo dos días antes del anuncio de Gustavo Porras, Edén Pastora, fue categórico al pedir a otro candidato que no sea Ortega y además de eso, reconstruir al Congreso Nacional del Frente Sandinista, una estructura de votación dentro del partido, censurada por Ortega hace varios años.
«Yo recomendaría a nuestro Comandante Daniel Ortega estructurar ese gran partido científico, y que sea el que nos diga cuál va a ser el próximo candidato, nuestro próximo dirigente”, expresó Pastora, recordando que el actual líder del partido puede morir en cualquier momento.
Muchos interpretaron esto como una estrategia del mismo Daniel Ortega con miras a preparar a sus bases para un eventual nuevo candidato, pero a juicio del analista político Mauricio Díaz, el líder sandinista jamás tomaría una decisión como esa.
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«Una de las pretensiones del orteguismo es la perpetuación del caudillo Daniel Ortega en el poder, independientemente de los costos económicos, sociales, políticos que estos signifique para Nicaragua, de tal manera que no sería extraño que él quiera aparecer como el hombre que después de haber destruido el país, pretenda entre comillas reconstruirlo», dijo Díaz.
Para la exguerrillera sandinista Dora María Téllez el escenario de que Ortega abandone la candidatura del partido luego de siete elecciones y 33 años teniendo esta nominación es improbable, aunque dice que por principios, este debería ser inhibido.
«Debería ser prohibido que Ortega, habiendo sido el gran responsable de los crímenes cometidos aquí en Nicaragua a partir del 18 de abril del año pasado pueda participar en una elección, debería estar absoluta y plenamente inhibido», dijo la excombatiente.
Abandonar el poder no está dentro de las opciones de Daniel Ortega. El 11 de septiembre de 2018, la agencia internacional France 24 transmitió una entrevista con el actual mandatario, en la que el periodista le preguntó si existía la posibilidad de no presentarse como candidato en 2021.
«¿Que yo pueda ser candidato?, qué sabemos, hoy estamos aquí conversando, pero qué sabemos primero de la vida, si la vida, así como viene, así se va, no sabemos, si llego con vida al 2021 y si hay condiciones para que pueda ser candidato, o si hay condiciones para que sea otro compañero, o compañera candidata, son situaciones que tendrían que valorarse en su momento», dijo Ortega.
A pesar que Téllez cree que Ortega solo en última instancia renunciaría a una candidatura, tampoco descarta que esto suceda, siempre y cuando un posible nuevo rostro sea un miembro de la familia Ortega-Murillo.
«El régimen de la familia Ortega-Murillo no se puede pensar sin Ortega en el poder, no se puede pensar sin alguien de la familia Ortega-Murillo en el poder, sea Rosario Murillo o sea uno de los hijos, eso lo que nos está diciendo es que ellos tienen una profunda debilidad institucional, que es la familia que está pujando por mantenerse a toda costa en el poder, pero que no representa ya a ningún partido político», aseguró Téllez.
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Las aspiraciones de Rosario Murillo ¿terminaron?
Para Dora María Téllez, las aspiraciones de Rosario Murillo de ascender a la presidencia del país no quedaron por completo descartadas con las sanciones de Estados Unidos porque «no la inhiben en Nicaragua», pero sí volverían inmanejable un posible gobierno suyo.
«Creo que esto es parte de sus frustraciones, las sanciones de EEUU y Canadá la ubica en un punto de niveles de indeseable, quizá por eso es que están sacando a los hijos de Ortega a desfilar para ver si ahora ellos pueden ser candidatos», dijo la excombatiente.
¿El hijo para candidato?
Juan Carlos Ortega, hijo de la pareja presidencial salió a luz con un nuevo papel político el pasado 13 de noviembre, al presentarse como dirigente del naciente Movimiento 4 de Mayo, dedicado a ir en busca de sus adversarios para leer comunicados ofensivos y agresivos.
Juan Carlos usa sus cámaras de televisión y sus medios de comunicación para divulgar sus discursos incendiarios, que a juicio de muchos, se construyen desde la retórica de la misma Rosario Murillo.
Mauricio Díaz, cree que el partido de Gobierno da con esto muestras de su falta de democracia interna.
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«Me repugna pensar que se pretenda nombrar a alguien como que es un príncipe en el segundo país más pobre del continente (…) esto no es una monarquía», cuestionó Díaz.
Para Téllez, la falta de un candidato nuevo ante el desgaste y desprestigio de Daniel Ortega, es una muestra del «colapso» del Frente Sandinista, al no tener un «modelo de continuidad» y para ella, el hecho que este sea de nueva cuenta candidato presidencial, es perjudicial para el país, pero aún más para su propio partido.
Foto principal: El 19 Digital
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