La reciente escalada del conflicto entre Irán y Estados Unidos, han puesto al gobierno de Daniel Ortega en una situación incómoda debido a que Irán representa uno de sus pocos aliados a nivel mundial, y los EEUU, su mayor verdugo y «enemigo» después del estallido de la crisis política de abril del 2018.
Los conflictos recientes entre Teherán y Washington iniciaron cuando el general de las Fuerzas Armadas iraníes Qasem Soleimani fue asesinado por Estados Unidos cerca del aeropuerto de Bagdad en Irak, después de que la embajada norteamericana en ese país fuese atacada por grupos iraníes.
La respuesta de Irán al asesinato de Soleimani fue el bombardeo de instalaciones militares estadounidenses ubicadas en Irak. Asimismo, las autoridades iraníes advirtieron a EEUU que si respondían a este ataque, la respuesta sería mayor y esta vez en territorio estadounidense.
Sin embargo, en días anteriores, el presidente norteamericano Donald Trump dijo que su país tenía identificado al menos 52 objetivos iraníes que podrían ser blanco militar si Teherán respondía a la muerte de Soleimani.
Hasta el momento, Estados Unidos no ha respondido al ataque de sus bases militares en territorio iraquí por parte de Irán, con quien Daniel Ortega tiene buenas relaciones.
En meses anteriores, varios funcionarios de Ortega han hecho viajes hasta medio oriente para reunirse con autoridades iraníes y este martes 7 de enero, una delegación de la cancillería de Nicaragua presidida por el canciller Denis Moncada y el vicecanciller Valdrack Jaentschke, firmaron el libro de condolencias por la muerte del general de Ejército Iraní, Qasem Soleimani.
De acuerdo al ex diplomático y analista político Mauricio Díaz, hasta ahora, el gobierno de Daniel Ortega «se ha salido con la suya» debido a que, en medio de este reciente conflicto, aún no se ha notado una preocupación por parte de Trump a las relaciones que mantiene Ortega con Irán.
A pesar de que el mismo Donald Trump catalogó a Nicaragua como «una amenaza a la seguridad nacional» de Estados Unidos a través de una orden ejecutiva el año pasado, durante este conflicto reciente la relaciones Iran – Nicaragua han pasado desapercibidas aparentemente.
«Parece que nos hemos salvado de caer en la lógica de la confrontación» asegura Díaz, y comenta que eso habría sido lo que sucedió con Nicaragua en la década de los 80s, cuando los sandinistas estaban en el poder y nuestro país se convirtió en «un conejillo de indias que puso las víctimas y puso los muertos mientras las potencias de esa época de la guerra fría ponían las armas».
Díaz se refiere al conflicto que mantenía Estados Unidos con la Unión Soviética, en donde cada una de las potencias financiaba a un bando armado en Nicaragua. El Ejército Sandinista era apoyado por la Unión Soviética mientras que la Contrarevolución fue financiada por Estados Unidos. Se calcula que este conflicto armado dejó al menos 50 mil nicaragüenses muertos, además de un país en ruinas.
Después de conocerse el asesinato de Soleimani por parte de las fuerzas norteamericanas, el gobierno de Ortega publicó un comunicado en donde califica como «terrorismo internacional».
Nicaragua “escucha y recoge el planteamiento del Gobierno soberano de Irak, que reclama violación de su soberanía nacional, y del Gobierno y pueblo de Irán, que denuncian violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, condenando, como terrorismo internacional, el crimen cometido contra (…) el general Qasem Soleimani, así como contra ciudadanos iraníes e iraquíes” se lee en el comunicado.
Por su parte, Díaz critica las «motivaciones» que llevan a Ortega a estrechar lazos y cerrar filas con Irán debido a que estaría comprometiendo al país en conflictos «que no son de la incumbencia del pueblo nicaragüense» y que más bien puede ser dañina para el país.
Asimismo, estos acercamientos pueden «llevarnos o pretender llevarnos a una confrontación donde no tenemos nada que hacer, más que el ridículo. Es un acto de irresponsabilidad» por parte de la pareja de gobernantes, según Díaz.
«Nicaragua no es un país islámico. Nosotros somos una nación que aspira a vivir en democracia, en libertad y compartiendo valores con el resto de los países del itsmo centroamericano y de América Latina» agrega el ex diplomático.
Díaz considera que nuestro país necesita ordenarse y ser una nación «medianamente civilizada, decente, que cumpla con los compromisos jurídicos» en materia de democracia, libertades públicas y derechos humanos.
Foto principal: 19 Digital
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