El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó este jueves el uso preponderante del dólar en el comercio global y acusó al Fondo Monetario Internacional de «asfixiar» economías como la argentina, en el primer día de su viaje a China.
El dirigente izquierdista, cuyo gobierno anunció recientemente un acuerdo con Pekín para comerciar con sus propias monedas -dejando de lado el dólar como intermediario-, está en China para impulsar los lazos económicos con el principal socio comercial de Brasil y afirmar que su país «está de regreso» a la escena internacional.
«¿Por qué todos los países están obligados a hacer su comercio amarrados al dólar? (…) ¿Quién decidió que el dólar sería la moneda (global)?», dijo Lula al participar en la toma de posesión de la exmandataria brasileña Dilma Rousseff (2011-2016) al frente del banco de los BRICS (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica).
«Hoy un país necesita correr detrás del dólar cuando podría exportar en su moneda propia» (…) ¿Por qué un banco como el de los BRICS no puede tener una moneda que pueda financiar la relación comercial entre Brasil y China, entre Brasil y otros países de los BRICS?», añadió.
El mandatario también lanzó duros cuestionamientos contra el Fondo Monetario Internacional, aludiendo a acusaciones de que la institución con sede en Washington impone cortes draconianos al gasto público en países en dificultades como Argentina a cambio de préstamos.
«Ningún banco puede estar asfixiando las economías de países como está haciendo ahora en Argentina el FMI o como hicieron con Brasil durante tanto tiempo y con todos los países del tercer mundo», afirmó.
«Ningún gobernante puede trabajar con un cuchillo en la garganta porque (su país) tiene deudas».
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«Brasil de regreso»
Desde su regreso al poder el 1 de enero, el líder izquierdista busca reubicar a Brasil «en la nueva geopolítica mundial» y dejar atrás el aislacionismo de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
El viernes se encontrará con su homólogo Xi Jinping en Pekín, luego haber viajado a Washington en febrero y a Argentina en enero. La visita a China estaba prevista del 25 al 31 de marzo, pero tuvo que postergarla por una neumonía.
«La época en que Brasil estaba ausente de las grandes decisiones mundiales ya es cosa del pasado. Estamos de regreso en la escena internacional después de una ausencia inexplicable», dijo en su primer acto oficial en Shanghái, a donde llegó la noche del miércoles.
«Brasil está de regreso», insistió durante el acto en el banco de los BRICS.
Carpeta económica –
Lula encabeza una delegación que incluye a unos 40 representantes políticos, entre ellos nueve ministros, gobernadores de estados y diputados, y un nutrido grupo de empresarios.
Es la cuarta visita oficial a China para Lula, que cumple su tercer mandato como presidente, después de los dos que desempeñó de 2003 a 2010.
Tras su primera visita en 2004, el volumen de comercio entre ambas economías creció 21 veces, según la Presidencia brasileña.
En 2022, el gigante asiático importó por valor de más de 89.700 millones de dólares, especialmente soja y minerales, y exportó por un monto de 60.700 millones, de acuerdo con cifras del gobierno brasileño.
La primera jornada en Shanghái tuvo un componente especialmente económico con una visita a un centro de investigación de Huawei.
El presidente de Huawei, Liang Hua, guió a Lula por una exposición que mostraba los avances tecnológicos de la firma y su extensa presencia en Brasil, un contraste con Estados Unidos, que prohíbe a sus empresas hacer negocios con la compañía china.
Lula tuiteó que le habían ofrecido una presentación sobre el 5G y avances en telemedicina, educación y conectividad, una «muy fuerte inversión en investigación y educación», consideró.
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Mediación en Ucrania
El viernes en Pekín, Lula y Xi deben abordar el conflicto de Ucrania.
Los dos países tienen en común el hecho de no haber impuesto sanciones a Rusia, y esperan desempeñar un papel de mediadores.
La semana pasada, el dirigente izquierdista señaló que Ucrania «no puede quererlo todo» y sugirió que podría tener que ceder el territorio de la península de Crimea, cuya anexión en 2014 por parte de Moscú no es reconocida por Kiev.
El portavoz de la diplomacia ucraniana, Oleg Nikolenko, respondió que no hay razón para «abandonar un solo centímetro de territorio ucraniano», pero agradeció «los esfuerzos del presidente brasileño para encontrar una manera de detener la agresión rusa».
Lula propone formar un grupo de países para trabajar en una salida negociada al conflicto causado por la invasión rusa. A su regreso de China, ese grupo estará «creado», prometió.
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