Santiago Rivera Müller, un excombatiente de la Contra, conocido como Tigre-León, que luchó contra el primer régimen sandinista en los 80, fue asesinado el lunes en Trojes, departamento de El Paraíso, Honduras, lo que parece ser una pasada de cuentas por “cuestiones políticas”, según denunció a Nicaragua investiga el exjefe contrarrevolucionario Luis Fley, conocido como “Johnson”.
Fley dijo que Müller era parte del grupo de los ex contra que lideraba Edgard Aristo Montenegro Centeno y su hijo Yalmar Antonio Montenegro Olivas, quienes eran originarios de Wiwilí, Jinotega, donde los señalaron de “tranqueros y golpistas”.
Padre e hijo, quienes tenían posiciones bien fuertes contra el régimen sandinista, fueron asesinados a tiros el 27 de junio de 2019 en Trojes, donde buscaban cómo sobrevivir. Fley afirma que Müller asumió el liderazgo de los Montenegro y por tal razón cree que lo asesinaron.
“Él había publicado unas fotos donde estaba con armas y suponemos que lo eliminaron por cuestiones políticas porque había asumido el liderazgo”, dijo Fley. “Todos suponemos que es parte de una pasada de cuentas mandarlo a asesinar”, insistió.
Aunque las autoridades hondureñas no han esclarecido el asesinato y sólo informaron de los tres disparos que recibió Müller, Fley dice que en la ejecución participaron los dos grupos que presuntamente podrían estar ligados al narcotráfico en la zona, pero no deja de presumir que sea un “crimen político” por la forma en que se dieron los hechos.
Había recibido amenazas
Fley manifiesta que Müller le contactó días atrás diciéndole que había cambiado de número telefónico porque estaba recibiendo llamadas anónimas con amenazas de muertes.
“Lo llamaban gente que no conocía y lo amenazaban. Todos suponemos que los asesinaron por cuestiones políticas, como han asesinado a los demás que protestaron en 2018 y salieron a Honduras por seguridad”, remarcó.
Este asesinado no es un hecho aislado, ya que en el campo se han llevado a cabo ejecuciones a ex contras que se han alzado en armas en contra de la dictadura sandinista y han tenido que huir a Honduras, donde luego son ultimados de manera extraña. La mayoría de los crímenes no son investigados y están en la impunidad.
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