Eran casi las 9:00 p.m de una noche calurosa del 23 de abril de 2024, cuando el coronel en retiro Víctor Boitano, estaba en short, chinelas, sin camisa, junto a su esposa Eugenia Valle, en la habitación de su vivienda ubicada en la calle principal de Altamira, cuando sonó el timbre. Era la última vez que lo escucharía y que estaría en su casa.
“Cuando tocaron el timbre, como normalmente no recibimos visitas, se sorprendió y le dijo a la señora que trabaja en la casa que él iba a ver quien era. Fue a ver y escuché que gritó desesperadamente Eugenia, Eugenia”.
Eugenia Valle, de 61 años de edad, esposa de Boitano, recuerda que ante los gritos de su esposo que alertaban la tragedia que vino después, salió corriendo en compañía de su hija y una señora que laboraba en su casa; cuando vio que un grupo de policías vestidos de civil tenían a su esposo rodeado en el piso.
“Entre las tres forcejeamos hasta poder abrir la puerta y entonces ahí comenzamos a discutir con los hombres que estaban, a mí me golpearon, a mi hija también y le halaron el pelo, fue todo un desastre hasta que se lo lograron llevar después de golpearlo también”, lamenta Valle, con su voz entrecortada, durante una entrevista telefónica con Nicaragua Investiga.
La esposa de Víctor Boitano, coronel retirado y figura política nicaragüense, expresó su profunda preocupación por la situación de su esposo, quien desde esa noche permanece secuestrado por la dictadura, sin que las autoridades de las cárceles El Chipote y La Modelo hayan reconocido su arresto.
Según lo declarado por Valle, a más de seis meses desde el secuestro de su esposo, ella no ha recibido notificación oficial sobre el paradero de Boitano, aunque algunos de los presos políticos recientemente excarcelados en septiembre, afirmaron haberlo visto en la cárcel La Modelo.
La preocupación de Valle incrementa porque dice que su esposo, de 63 años, depende de la toma de 6 pastillas diarias para controlar su salud, ya que padece de hipertensión, problemas circulatorios y delirio de persecución que le fue diagnosticado hace muchos años.
🚨 «Fue todo un desastre hasta que se lo lograron llevar después de golpearlo».
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— Nicaragua Investiga (@nicaraguainvest) October 31, 2024
«No sabemos en qué condiciones se encuentra, pero imaginamos que son las peores. Mi esposo no puede tener una dieta con alimentos grasos y ahí no van a cuidar de lo que él come. Mis hijos y yo estamos desesperados, no sabemos absolutamente nada de él desde esa noche”, dijo Valle.
Seis meses de asedio policial que la forzaron al exilio
Tras la incesante e infructífera búsqueda de su esposo y luego de seis meses de asedio policial frente a su vivienda, que le ocasionaron graves problemas de salud, Valle se vio forzada a salir de Nicaragua junto con sus dos hijos mayores de edad.
“Me dio punto derrame. Pasé tres días que no dormía, entonces tuve que salir, ya no podía más. Ahí me iba a morir yo también encerrada en mi casa, sólo salía para ver a mi papá, un viejito de 94 años”, expresó Valle.
También comenta que a pesar de su exilio, su vivienda continúa bajo el acecho policial, ya que algunos vecinos le reportaron que diariamente permanecen dos camionetas con paramilitares y policías vestidos de civil que infunden miedo y terror en el vecindario.
Fuerte opositor orteguista
Este no es el primer conflicto legal que enfrenta Boitano. En 2011, durante su candidatura a diputado por la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), fue detenido tras declaraciones de su compañero de partido, Enrique Quiñonez, quien lo implicó en un supuesto plan de secuestro de una hija de la pareja dictatorial.
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Valle aseguró que ese incidente había sido resuelto hace tiempo, y que Boitano había pasado más de dos meses en la prisión de El Chipote.
A raíz de este incidente, el coronel en retiro viajó a Italia el 13 de mayo de 2018 donde se estableció fuera de la palestra pública hasta septiembre de 2023, cuando decidió regresar a Nicaragua.
La familia de Boitano solicita apoyo y atención internacional ante el secuestro y desaparición forzada de su esposo y la urgencia de garantizar la salud y el bienestar del coronel retirado, mientras permanece como preso político del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.