Desde que se dio a conocer que el SARS-Cov-2 puede contagiarse a través de los ojos, cada vez son más las personas que se suman al uso de las caretas faciales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que el nuevo coronavirus puede propagarse a través de las gotas despedidas de la nariz o boca de una persona infectada, que luego son inhaladas por otras personas.
Estas pequeñas gotas también pueden caer sobre objetos y superficies, de modo que también pueden infectarse si tienen contacto con estos y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca.
Ante esto los médicos iniciaron a recomendar el uso de caretas y las ventas se dispararon en el país.
A pesar de los altos costos que tienen, Proaleza, una empresa que distribuye estos productos, comparte que han vendido aún más caretas que mascarillas, y consideran que esto es debido a «que te protegen más».
Un factor que ha beneficiado a que mayores personas tengan acceso a estas es que se han diversificado los materiales y por tanto, también los precios. Actualmente se pueden encontrar caretas hasta de C$75 las cuales están hechas de acetato y ya no solo están disponibles las de acrílico que pasan los C$400.
¿Protegen más las caretas o las mascarillas?
El Doctor Carlos Quant comparte que tanto las mascarillas como las caretas faciales son elementos de protección complementarios.
Cada una está orientada a brindar un tipo de protección específico.
La ventaja de las mascarillas quirúrgicas es que mantienen la zona de la nariz y la boca más cubierta, los espacios donde puede escapar o penetrar el aire es relativamente pequeño con relación a los escudos faciales.
Sin embargo, Quant destaca que su desventaja es que resulta incómoda de usar para algunas personas, a veces causa irritación, se puede humedecer, son desechables y hay que cambiarlas cada cuatro horas.
Además estas dejan libre la zona de los ojos y expone otras áreas del rostro que pueden ser tocadas inconscientemente a lo largo del día con las manos sucias.
En cuanto a la ventaja de la careta facial, es que cubre un área de superficie bastante amplia, puede lavarse, desinfectarse, son mas cómodas, y sobre todo, evita que las personas se toquen el rostro.
El problema con las caretas faciales es que dejan áreas descubiertas en la parte inferior y a los lados, de tal manera que si se está en un ambiente cerrado podría infectarse con el virus.
El uso de las caretas por sí mismo no evitaría que se contraiga el virus, pues su objetivo es funcionar como una primera barrera para salpicaduras, pero sin mascarilla hay probabilidades de un contagio.
«Lo que se recomienda para una mayor protección es usar ambas, una mascarilla quirúrgica o una N-95, y la careta facial, porque funciona para proteger de gotas muy grandes y eso reduce el riesgo de infección» comparte el Doctor Quant.
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