WASHINGTON, D.C. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el exvicepresidente Joe Biden protagonizaron este jueves un debate sobrio en el que la pandemia y la inmigración tuvieron especial relevancia, ensombrecido por las constantes críticas y acusaciones de corrupción que se lanzaron ambos candidatos.
“Estamos aprendiendo a vivir con el virus, no tenemos otra opción; no podemos encerrarnos en un sótano como hace Joe», afirmó Trump, en referencia a los meses que su contrincante pasó recluido en su casa debido al brote del coronavirus.
“¿Aprendiendo a vivir con ello? La gente está aprendiendo a morir con ello», respondió Biden, cuando apenas habían transcurrido los primeros minutos del debate, celebrado en la universidad de Belmont, en Nashville, Tennessee.
El tono del encuentro fue correcto, a pesar de que todo hacía indicar que sería especialmente tenso debido a las constantes interrupciones del primer debate, celebrado el pasado 29 de septiembre, y al hecho de que el mandatario ya había expresado su disconformidad con los temas a tratar y con las nuevas reglas impuestas por la Comisión de Debates Presidenciales para garantizar un enfrentamiento civilizado.
Sin embargo, no faltaron las acusaciones de peso, como cuando el demócrata instó a los telespectadores a no votar por alguien que, «con 220.000 estadounidenses muertos» por la COVID-19, no ha sido capaz de «tomar el control». «No debería ser el presidente de Estados Unidos», sostuvo.
Por su parte, Trump aseguró que aprendió «mucho» tras dar positivo por la COVID-19, de la que dijo ya estar recuperado, y aseguró que el fin de la pandemia «está ya a la vuelta de la esquina». «Ya se está yendo», subrayó.
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El presidente reconoció, eso sí, que no hay «una garantía» de que se pueda desarrollar una vacuna en estos momentos, a pesar de que anteriormente se había comprometido a que habría una antes de las elecciones y de que hace ya un mes dijo que «esencialmente» Estados Unidos ya la tenía.
Preguntado por la moderadora del debate, la periodista Kristen Welker, de la cadena NBC, sobre si asumía su responsabilidad en el impacto de la pandemia en Estados Unidos, el país que más muertes por el nuevo coronavirus ha registrado en todo el mundo, Trump dijo “Asumo mi responsabilidad, pero no es culpa mía que llegara a aquí, fue culpa de China».
“Estamos a punto de perder a otras 200.000 personas antes de que finalice el año», consideró Biden.
La cuestión migratoria
La migración también ocupó un lugar destacado en el debate, especialmente, a raíz de que se supiera esta semana que las autoridades estadounidenses aún no han localizado a los padres de 545 niños que fueron separados de sus padres al entrar irregularmente en el país por la frontera sur hace ya dos años.
“Estamos trabajando en ello, estamos trabajando duro. Pero algunos vienen sin padres», sostuvo Trump, quien insistió en que muchos vienen con coyotes o cárteles y que, por lo tanto, no hay progenitores a los que entregarlos.
“Vinieron con sus padres, les separaron de sus familias para desmotivar a los migrantes», espetó Biden. “Los niños eran arrancados de los brazos de sus padres, separados de sus familias y ahora no pueden encontrarles. Es criminal«.
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Asimismo, el demócrata se comprometió a, en caso de ser elegido presidente, regularizar «inmediatamente» a los cerca de 650.000 beneficiarios del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), los soñadores, y a ofrecerles «un camino a la ciudadanía».
El DACA, que comenzó en 2012, durante la presidencia de Barack Obama, dio protección temporal de deportación a los conocidos como dreamers, jóvenes que fueron traídos de niños ilegalmente por sus padres y crecieron en Estados Unidos, adoptando su idioma y sus costumbres. La Administración Trump ha intentado acabar con el programa en varias ocasiones, pero hasta la fecha la Corte Suprema lo ha impedido.
Trump, por contra, acusó a su rival de no haber hecho «nada» para reformar la política migratoria del país durante los ocho años que fue la mano derecha del presidente Obama, entre 2009 y 2017, y defendió que la frontera del país es actualmente «más fuerte».
El republicano acusó, además, a Biden de desconocer los entresijos de la realidad migratoria y puso como ejemplo las audiencias judiciales a las que deben presentarse quienes han solicitado asilo, quienes, según dijo, una vez en el país no vuelven a dar señales de vida. «Sólo los que tienen un coeficiente bajo se presentan, lamento decirlo», acotó.
Sombras de corrupción
Al margen de los grandes temas que marcaron el tempo del debate, ambos candidatos se enzarzaron reiteradamente en una serie de acusaciones de corrupción cruzadas.
Desde hace tiempo, Trump ha impulsado una teoría que sostiene que uno de los hijos del exvicepresidente, Hunter Biden, se benefició del cargo de su padre para obtener un puesto en una empresa energética ucraniana, algo que ha sido desestimado por diversas agencias de inteligencia y que, no obstante, está siendo investigado en estos momentos por el Senado, de mayoría republicana.
Trump, que en reiteradas ocasiones puso en duda el origen del patrimonio de su rival, fue más allá al vincular el papel de Biden en política exterior con oscuras transacciones de las que no aportó prueba.
“Entregó media Ucrania a Rusia», afirmó Trump en referencia a la ocupación de Crimea por parte de Moscú, en 2014. “Estabas recibiendo mucho dinero de Rusia, seguramente aún lo haces».
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