La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, elevó a 16 el número de fallecidos hasta ahora en el país a consecuencia del paso del huracán IOTA.
Murillo dijo que en Santa Teresa, Carazo, los muertos son Daniela Umaña Rodríguez, de 8 años, David Umaña Rodríguez, de 5 años, Luz Marina Chávez y sus hijas Yahoska Canales, de 12 años, y María José Canales, de 9 años.
En el macizo de Peñas Blancas, el deslave provocó, hasta el momento, la muerte de Fanor Otero Baldizón, de 40 años; Elvin Otero Lopez, de 13 años; Fanny Lopez, de 8 años; Martha Lorena Hernández, 34 años de edad y sus hijos Orlando Josué Navarrete Hernández, 7 meses de edad y Heykel Navarrete Hernández, 9 años de edad; y Karen Junieth Martínez Hernández, 2 años de edad.
En Wamblán, Wiwilí, departamento de Jinotega, murió Carlos Carazo, de 50 años y su hijo Francisco Carazo, de 18 años; en cerro El Chipote, Quilalí, María de la Cruz Duarte; y en la comunidad El Diamante de Jinotega, Carlos José López Méndez.
No acataron orientaciones asegura Murillo
La vicepresidenta justificó que el número de muertes responde a que estas familias no habían acatado las correspondientes orientaciones de las autoridades.
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Al respecto, admitió que el resguardo de la vida corresponde a las instancias del gobierno, pero que la “conciencia de resguardo, de cuido” recae en la población.
“Son circunstancias trágicas que lamentablemente nos han llegado en lugares, en comunidades, donde por determinadas razones no hemos atendido los reiterados llamados que se han hecho a cuidarnos, a salir de los puntos críticos, a abandonar los puntos vulnerables y no solo en momentos como estos sino en el sentido de vivir en puntos de alta vulnerabilidad”, argumentó.
“Nosotros no trabajamos para obligar o forzar a nadie pero sí para lograr que esa conciencia de responsabilidad ciudadana se movilice, se active”, agregó.
“Nos confiamos en exceso”
Murillo dijo que en el caso de las dos viviendas arrastradas por un río en Carazo, la alcaldesa estuvo visitando a las 26 familias de la comunidad La Piñuela y que todas evacuaron, pero que “dos decidieron retornar”, porque pensaban que no les iba pasar nada, ya que durante el huracán ETA no hubo afectaciones ni creció el río.
“Aquí estamos viendo la historia, una vez más nos confiamos en exceso, una vez más no acatamos la responsabilidad de resguardarnos”, indicó.
En cuanto a la tragedia de Peñas Blancas, expresó que a las familias se les había visitado continuamente “porque estaban asentadas en una zona de riesgo”.
“En años anteriores se les habían presentado propuestas de ubicación, no lo aceptaron y luego en estos días habían sido visitadas pidiéndoles que se resguardaron que fueran a casas de familiares pero desgraciadamente decidieron quedarse”, subrayó.
Murillo dijo que Carlos Carazo y su hijo Francisco murieron en Wiwilí porque “habían sido ya evacuados” y “estaban en un albergue”, pero que “regresaron (al lugar donde vivían) a traer pertenencias”.
En lo referente al ciudadano Carlos José López Méndez, esta estaba en estado de ebriedad, manifestó.
«El dolor más grande de estos hermanos es la pérdida de estos hermanos que podría haberse evitado, por eso decimos aprendamos, atendamos siempre, atendamos las indicaciones, cuídennos, y cuidemos la vida», dijo.
Dice que hay que aceptarlas como un “aprendizaje colectivo”
Murillo aseguró que estas tragedias hay que aceptarlas como una “lección” y un “aprendizaje colectivo”, y que lo único que se puede hacer ahora es “orar para aliviar el dolor”.
Evacuados
La vicepresidenta informó además que por el huracán 160 mil personas fueron evacuadas a 1,195 albergues y a más de 2,300 casas solidarias. Al mediodía de este 18 de noviembre habían todavía albergadas 50,737 personas.
Según, ella, las personas retornarán a sus casas “en la medida de que las circunstancias lo permitan” para que “no corran riesgo”.
10% de las viviendas aún sin electricidad
Informó que al mediodía de hoy 123,981 viviendas, el 10% de las viviendas electrificadas en Nicaragua, seguían sin el suministro. Unas 46,321 viviendas afectadas corresponden a la Costa Caribe.
En zonas rurales de Matagalpa, Jinotega y Boaco hay 77,660 viviendas sin energía, ya que las crecidas de ríos o árboles caídos no ha permitido reparar las líneas.
En relación al agua potable, unas 70 mil familias siguen sin el servicio, la mayoría de estas por problemas de energía y tuberías rotas.
Igualmente 28 puentes fueron afectados, de los cuales 20 ya fueron atendidos por lo que el paso está restablecido. Tres puentes fueron destruidos.
Lluvias seguirán
La vicepresidenta advirtió que las lluvias continuarán sobre el territorio nacional, y aunque sean con menor intensidad, hay que resguardarse.
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