Fuerzas de policía y de seguridad en Washington y sus alrededores estarán operando en lo que describen como “un alto nivel de preparación” durante el juicio político al expresidente Donald Trump la próxima semana, para el caso de que el evento pueda servir de detonante a extremistas aún perturbados por el resultado de la elección presidencial.
Las autoridades no han querido ser muy específicas sobre la inteligencia recabada, que algunos han descrito como intercambios preocupantes en las redes sociales. Sin embargo, después del asalto al Capitolio el 6 de enero, en que murieron cinco personas, lo que afirman es que no quieren dejar nada al azar.
«Tenemos que demostrar una visible presencia de seguridad en Washington D.C., al menos por ahora”, dijo Christopher Rodríguez, director de la Agencia de Administración de Emergencias y Seguridad Nacional de la capital, a los legisladores durante una audiencia el jueves.
“Creemos que esta postura es esencial para asegurar que el Departamento Metropolitano de Policía pueda desplazar recursos a todas las partes de la ciudad durante una emergencia. No toleraremos violencia en nuestra ciudad”, dijo Rodríguez.
Aunque algunas medidas de seguridad y cierres de calles implementadas para la investidura del presidente Joe Biden el mes pasado ya se levantaron, otras para el Capitolio, como una cerca y alambradas, seguirán en su lugar por algún tiempo más.
“La presente postura de seguridad del departamento continúa demandando que operemos en un alto nivel de preparación para el inminente juicio político en el Senado y las continuas amenazas dirigidas al Congreso y el Capitolio”, explicó la portavoz de la Policía del Capitolio, Eva Malecki, en un correo electrónico a la Voz de América el martes.
El ejército de EE.UU. anunció la semana pasada que de los casi 27.000 efectivos de la Guardia Nacional llamados a Washington para reforzar la seguridad durante la investidura, 7.000 se quedarán hasta mediados de marzo por lo menos.
Las autoridades han dicho también que la Guardia Nacional estará armada como se necesite y ayudará a suministrar seguridad, y habrá ayuda de fuerzas locales con comunicaciones y control de multitudes.
Además, la alcaldesa de Washington ha requerido que 500 guardias nacionales queden en reserva para operar como una fuerza de reacción rápida en caso de que surja algún problema mayor.
Gran parte de la preocupación parece estar enfocada en el potencial de que protestas legales puedan ser manipuladas por individuos que las autoridades describen como actores maliciosos, dispuestos a generar violencia y caos.
“Seguimos preocupados de que individuos frustrados con el ejercicio de la autoridad gubernamental y la transición presidencial, así como otros agravios percibidos y causas ideológicas … pudieran continuar movilizándose”, dijo la semana pasada un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional al explicar por qué emitió un Boletín del Sistema Nacional de Asesoría de Terrorismo.
El boletín advirtió que extremistas domésticos violentos “pudieran sentirse envalentonados por el asalto al Capitolio en Washington DC el 6 de enero para enfilar contra funcionarios electos e instalaciones del gobierno”.
Jonathan Greenblatt, director ejecutivo de la Liga Antidifamación, que rastrea a grupos extremistas en EE.UU., dijo el jueves a los legisladores que, para los supremacistas blancos en particular, el asalto al Capitolio fue “un momento decisivo”.
“Para ellos, la imagen de congresistas y mujeres bajo las mesas, banderas confederadas y símbolos nazis por todo el edificio fue prácticamente una victoria”, explicó Greenblatt a los miembros del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes.
Otros expertos temen que pudiera haber peligro de individuos que si bien no son extremistas, continúan lamentando la derrota de Trump en la elección presidencial.
También hay preocupaciones de que algunos países estén tratando de usar su influencia para causar problemas.
«Nuestros adversarios extranjeros, Rusia en particular, están desplegando antiguas herramientas de acciones encubiertas para avivar las llamas de conflicto cultural aquí”, dijo Rodríguez, de Seguridad Nacional.
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