El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, buscará legitimar su reelección del 7 de noviembre amparándose entre otras cosas, en el aval de algunos “acompañantes” electorales, entre los que se prevé estén países “amigos” o bien admiradores de la revolución sandinista.
Entre esos acompañantes podrían estar organizaciones como el Partido Comunista de España y Gerry Condon, expresidente de Veteranos por la Paz de Estados Unidos, quienes el martes pasado fueron señalados como tales durante un foro con magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE).
En el discurso oficialista las palabras “observadores electorales” fueron prácticamente erradicadas, en lo que parece ser una medida para disminuirle el peso que han tenido organizaciones de prestigio internacional, como el Centro Carter, que al fin y al cabo dan legitimidad a los procesos electorales democráticos.
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Elecciones democráticas cumplen estándares internacionales
Ante los intentos de Ortega de imponer su propia perspectiva de las elecciones, el analista político y exdiputado Eliseo Núñez, aclara que “el tema electoral está regido no solamente por leyes nacionales”.
Subraya que las elecciones se rigen también por toda una serie de convenios, como «la carta fundamental de Naciones Unidas”, los “acuerdos sobre derechos humanos”, los acuerdos específicos sobre sistemas electorales, los acuerdos regionales “como la Carta Interamericana y el convenio base de suscripción de la Organización d Estados Americanos (OEA)”.
“Todo esto es para sostener una cantidad de normas que se conocen como estándares internacionales para elecciones libres. Entonces con este tema vos tenés que medir una elección si se está haciendo o no se está haciendo bien. No es un asunto de que porque diga el Consejo Supremo Electoral o porque diga Ortega que las elecciones son correctas, van a ser así. Tienen que ceñirse a estos estándares internacionales”, enfatiza Núñez.
El analista recuerda que en 1990 Ortega accedió a elecciones obligado por “una economía colapsada” y “una guerra que estaba perdiendo”, pero que ahora lo que se está viendo es “su verdadera cara”, en donde está “aplicando todo el rigor de lo que es un régimen autoritario para quedarse en el poder, aún a pesar de que no está cumpliendo con ninguno de estos estándares internacionales sobre elecciones libres”.
Acompañantes desde ya avalan el proceso
Sin embargo, quienes lleguen a Nicaragua a «acompañar» las elecciones de Ortega parecen tener claro su papel y desde ya le están dando el aval al proceso.
«El sistema electoral nicaragüense no permite la injerencia desde el exterior ni la financiación de campañas o partidos con fondos desde el extranjero, pero es algo que tampoco permite el sistema electoral español ni el de los países de la Unión Europea, por tanto es algo lógico”, dijo Miguel Ángel Bustamante, del partido Comunista de España.
Bustamente no toma en cuenta que a diferencia de Europa, en Nicaragua no existe independencia de poderes y el Consejo Supremo Electoral está controlado por el presidente Ortega.
Amigos de casa
«El acompañante internacional es como el amigo que llega a tu casa, que vos lo invitás para que llegue a tu casa y que pueda acompañar en un proceso de compartir, de ver, de disfrutarlo, de conocerlo y que pueda hace recomendación efectivamente pero el observador se te pone como que está por encima de tu proceso nacional, de tu legislación y quiere incluso intervenir en los aspectos que no debe intervenir porque tu legislación no te lo permite”, manifestó por su parte Brenda Rocha, presidenta del CSE.
Camino al desconocimiento
Recientemente en una entrevista con Nicaragua Investiga, el analista Carlos Pérez Zeledón, consideró que haber sacado de la lid electoral al partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) y al Partido Restauración Democrática (PRD) “le resta méritos a este proceso electoral”.
“Es súper extraño, es como surrealista la actitud que está tomando el gobierno al insistir en un proceso electoral sin contendientes, sin competidores, porque eliminaron a los dos principales competidores que se miraban venir”, manifestó.
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“Al eliminar esos dos partidos el proceso electoral como que se mira muy corto, con muy pocas opciones, pero encima hay acusaciones serias en la comunidad internacional y amenazas de desconocimiento y eso implica la posibilidad de que sigan aumentando la sanciones”, reflexionó.
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