Samantha Jirón Padilla, oriunda de la ciudad de Masaya, es uno de los nombres que se convirtió en titulares en los medios nacionales e internacionales, luego que fue reportada como “desaparecida” al ser arrestada arbitrariamente por agentes afines a la dictadura de Daniel Ortega.
Al conocerse su detención, muchos nicaragüenses cambiaron sus fotos de perfiles en las redes sociales y en su lugar colocaron una de la joven opositora para exigir su liberación inmediata, puesto que el 9 de noviembre engrosó la larga lista de los presos políticos del régimen sandinista.
Samantha Jirón, de 21 años, es la hija mayor de tres hermanos que viven con su madre, Carolina Jirón, quien recuerda a la joven como una niña “extrovertida” y “sobresaliente”, por lo que tuvo que buscar una forma para explotar ese potencial nato.
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Aprendió pintura y fue becada en la secundaria
Carolina Jirón relata que cuando su hija cumplió los 10 años, buscó la forma de sacarle provecho a la inteligencia de Samantha y la involucró a la Organización Los Miguelito en Masaya, en donde aprendió pintura.
Su madre relata que luego miró una publicación en el diario La Prensa donde Mentores Solidarios, un programa de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, ofrecían becas para jóvenes de escasos recursos que tenían excelente rendimiento académico. “Nosotros fuimos a las oficinas de Managua para que aplicara para esa beca y ella salió beneficiada”, dice.
Samantha Jirón comenzó sus estudios de secundaria gracias a esa beca en el Colegio Salesiano Don Bosco de Masaya, en donde llegó hasta cuarto año. Luego se dio el estallido social de 2018 y participó como paramédico en Masaya durante el punto más álgido de la crisis y auxilió a manifestantes que fueron heridos en las protestas.
La joven opositora tiene conocimiento de primeros auxilios porque a los 14 años se integró al Benemérito Cuerpo de Bomberos de Masaya. Ahí colaboró como voluntaria por algunos años.
Sacó su quinto año en el exilio
Tras su participación en las protestas de 2018, se tuvo que exiliar en San José Costa Rica por dos años, luego de la persecución que desató la dictadura sandinista contra opositores y manifestantes. En ese país centroamericano retomó el quinto año en modalidad nocturna en el Colegio Nacional Marco Tulio. “Le fue muy difícil bachillerarse”, rememora su madre.
En Costa Rica se ocupó de sacar un curso de Asistente de Paciente, según información de su madre. “Siempre la he apoyado en todo lo que quiere aprender”, comenta Carolina Jirón. Actualmente se encontraba estudiando Ciencias Políticas en la en la Universidad Paulo Freire y Comunicación Social en Universidad American College.
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El exilio y su participación en la lucha
Estando exiliada en suelo costarricense, participó en marchas organizadas por nicaragüenses que también huyendo de la dictadura de Ortega. Así conoció a varias de personas que hoy exigen su liberación inmediata y que se respete su integridad física.
Una de las personas que conoció de cerca a Samantha Jirón, cuenta que en Costa Rica se destacó por su liderazgo cuando colaboró en la Fundación Arias para la Paz. En ese país fundó organizaciones como Las Brujas de las Colmenas y la Red de Mujeres Pinoleras, dedicadas a la lucha por el derecho de las mujeres nicaragüenses que huyen de la represión en Nicaragua.
“Fue pasante en la Fundación Arias para la Paz. Era una muchacha líder en potencia. Sobresalía por su lucidez de pensamiento y disciplina en el trabajo. Una inteligencia propia de la persona que sabe lo que tiene qué hacer”, comenta la persona que la conoce de cerca.
Su lucha contra el machismo desde el exilio
Claudia Vargas, coordinadora de la comunidad nicaragüense de la Fundación Arias, conoció a la joven opositora en Costa Rica. Vargas comparte que Jirón forma parte del grupo juvenil de liderazgo de esta organización, en donde se destacó por ser disciplinada, responsable y puntual.
“Abrimos un pequeño proyecto de asesoría migratoria y tuve la oportunidad de trabajar con ella”, dice Vargas y agrega que durante este trabajo compartieron conocimientos sobre feminismo y migraciones. Además, indica que la joven opositora formó parte de varias articulaciones que defienden los derechos de las mujeres.
“Después estuvo trabajando con nosotros desde el exilio en un espacio que nosotros denominamos Mujeres por la Paz, que denuncia los machismos que viven las mujeres en los espacios políticos”, detalló Vargas, quien añade que la detención de Samantha se volvió viral por su trabajo colaborativo con diferentes movimientos políticos, y por su empatía que se ganó en estos espacios.
Amigos desde el exilio
Alex Aguirre, un joven opositor nicaragüense que se encuentra en el exilio, recuerda que conoció a Samantha en Costa Rica en febrero de 2019, en un plantón donde ella participaba por parte de la Alianza de Jóvenes Exiliados de Nicaragua (AJEN). Ese día conversaron de cómo se incorporaron en la lucha contra el régimen de Ortega.
Aguirre recuerda que luego de tener esa platica coincidieron en el espacio de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). El joven comenta que Samantha apoyó a los hijos de los exiliados con donación de juguetes y comidas cada fin de año. “Entre el 10 y 24 de diciembre de 2019 y 2020, organizó cenas para hijos de los refugiados que posiblemente no tenía para comerse una pieza de pollo frito”.
Los juguetes se entregaban a niños nicaragüenses exiliados en Costa Rica el 24 de diciembre y las cenas se entregaban en el parque de la Merced en San José Costa Rica.
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“Tuvimos una relación más cercana a finales de 2020 y principios de 2021, porque comenzó el tema de la Coalición Nacional y de los precandidatos”, dice Aguirre, pero comenta que al final se salió de los espacios políticos por el bienestar de su mamá, ya que le comentaba que estaba cansada del asedio y las amenazas.
“Quiero vivir los próximos días con mi familia en mi casa en paz, sin tener ese temor que le puedan hacer daño a las personas que yo más amo”, recuerda el joven que fue parte de las últimas conversaciones que mantuvo con Samantha Jirón, quien fue arrestada el 9 de noviembre en las cercanías del Holiday Inn, Managua.
Ahora permanece el Distrito III de Managua y enfrenta una acusación por la fiscal sandinista Georgina Reyes, cuya audiencia inicial se llevó a cabo la mañana del 13 de noviembre por la jueza Nalia Nadezhda Ubeda Obando, en la cual figura como víctima el “Estado de Nicaragua”.
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