Varios países en tres continentes han cerrado sus fronteras a viajeros provenientes de África por temor a la nueva variante del virus de la COVID-19 detectada en al menos cincuenta casos en Sudáfrica y en otros países, como Hong Kong y Botsuana.
En la Unión Europea, se han emitido restricciones distintas dependiendo del país, siguiendo las recomendaciones de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Alemania, Italia, España, Países Bajos y Francia fueron los primeros países de la Unión Europea en emitir controles.
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Francia y Países Bajos han suspendido todos los vuelos provenientes de Sudáfrica, Botsuana, Lesotho, Zimbabwe, Mozambique, Eswatini y Namibia por un periodo mínimo de 48 horas, sin importar el estatus de vacunación de los viajeros. Italia y Austria restringieron acceso a todo individuo que haya estado en alguno de esos mismos países en los últimos 14 días.
A partir del viernes, Alemania planea cesar todos los vuelos a Sudáfrica, exceptuando aquellos que repatriarán a alemanes. Israel por su parte agregó a los siete países africanos antes mencionados a una lista roja luego de que se registrara un caso proveniente de un viajero que regresaba de África.
Japón reforzó sus controles para el tráfico aéreos desde África y Singapur prohibió la entrada a no-residentes que hubiesen estado en África en los últimos 14 días. Los residentes tendrán que cumplir un periodo de 10 días retenidos en instalaciones específicas, según el Ministerio de Salud de Singapur.
En América, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, confirmó las restricciones a viajeros que provengan de países como Lesoto, Mozambique o Sudáfrica, de donde se sospecha que surgió esta mutación del virus.
Ni el Ministerio de Salud de Nicaragua ni ningún funcionario del gobierno se ha pronunciado al respecto.
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