CIUDAD DE MÉXICO — La reactivación del polémico programa que obliga a solicitantes de asilo en Estados Unidos a esperar en México sus audiencias en ese país ha atraído una nueva oleada de migrantes a ciudades fronterizas, dijeron el martes activistas que han denunciado albergues saturados.
En días recientes, cientos de migrantes, principalmente haitianos, llegaron a ciudades fronterizas como Mexicali y Tijuana, a donde se espera que esta semana reinicie el programa denominado Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por su sigla en inglés), que arrancó la semana pasada en Ciudad Juárez.
«Solamente en Mexicali, en las últimas dos semanas, llegaron 750 haitianos alentados por la reactivación del MPP y vemos que apenas es el comienzo», dijo a Reuters por teléfono Tomás Diosdado, director de la casa de apoyo a migrantes Alfa y Omega en Mexicali, en el estado Baja California.
«Los migrantes llegan pensando que es su oportunidad de cruzar (a Estados Unidos) cuando no es así», agregó, señalando que estaban rebasados en su capacidad para recibir migrantes.
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Desde el inicio de la pandemia el año pasado, casas de migrantes en el país comenzaron a operar a una menor capacidad para evitar propagación de la enfermedad. No obstante los flujos de personas huyendo de violencia y pobreza de sus naciones, así como caravanas con miles de migrantes, incluyendo menores, no pararon.
La semana pasada, el gobierno estadounidense envió a los primeros dos migrantes bajo el MPP a Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas. El martes ya sumaban 113 devoluciones similares, dijo a Reuters la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
José García, director del albergue Juventud 2000 en Tijuana, dijo que si México no brinda espacios suficientes para migrantes tras haber aceptado el reinicio de MPP y sabiendo de la precaria situación de albergues en ciudades fronterizas, habrá graves problemas.
«Nosotros vamos a organizarnos para hacer un campamento en la frontera porque la comunidad, principalmente haitiana, está deambulando en ciudad y durmiendo en las calles», dijo García.
Organismos de derechos humanos han criticado duramente el MPP, que inició en 2019, cuando fueron enviados a México unos 70,000 migrantes sin acceso a educación, empleo, salud y vivienda. Ni México ni Washington han aclarado hasta ahora cuánto tiempo podría durar esta vez el programa.
«Quiero trabajar unos meses aquí, en Tijuana; estuve en Tapachula ocho meses pero gracias a Dios ya con mi visa (humanitaria) me pude mover», dijo una migrante haitiana que prefirió no ser identificada y que el fin de semana llegó en autobús a Tijuana con otro grupo de migrantes.
«Juntando unos centavos me voy para allá (Estados Unidos)», agregó confiada.
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