Lo que para muchos resulta una fiesta o un momento de alegría, para otros es completamente molesto y desagradable. Los juegos pirotécnicos no solo ocasionan ansiedad y temor en personas con autismo, sino también estrés, lo que ha provocado que muchos pacientes se «descontrolen» inmediatamente al escuchar los estruendos de la pólvora.
«Ella comienza a gritar, comienza a solicitar ayuda: «¡ayúdame, ayúdame!», se tapa los oídos, se pone sábanas, se pone almohadas en su cabeza, y corre de lado a lado: «¡para, para, para!», dice «¡vete, vete, vete!», se descontrola completamente», narra Dulce Martínez, mamá de Rosmeri Valentina, una niña autista de seis años de edad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el autismo es un trastorno de diversas afecciones como la epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, y es la principal causa que dificulta la interacción social y la comunicación, así como para pasar de una actividad a otra y reacciones poco habituales a las sensaciones.
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De acuerdo a registros de este organismo, aproximadamente uno de cada 160 niños de todo el mundo sufren de trastornos del espectro autista (TEA). Por tal razón, cada año las asociaciones que atienden personas con autismo lanzan una campaña de sensibilización con el fin de reducir las consecuencias que podría provocar el fuerte estruendo de la pólvora.
«Mi hija corre y me dice «¡mami vamos al carro, vamos al carro!», porque ella siente que en ese lugar hermético llega poco el ruido de la pólvora», señala doña Dulce, quien ha recurrido a sus vecinos para suplicar que se alejen de la casa al momento de quemar juegos pirotécnicos.
La psicóloga Imelda Torres, dijo en entrevista a Nicaragua Investiga que las personas con autismo «tienen el sistema auditivo más desarrollado» que las demás, lo cual provoca que un simple sonido de «mal contacto en una lámpara» -por ejemplo- les provoque «tormento«.
«Te imaginas esa explosión como esa (pólvora) en un oído hipersensible, les da ansiedad, no hallan que hacer, y es una situación lamentable tanto para ellos como para los padres», señaló Torres.
¿Qué hacer para ayudar a nuestros hijos con autismo?
Cuando los sonidos de pólvora son fuertes y constantes, los niños y niñas con autismo llegan a lesionarse con golpes al no tener ningún tipo de recurso para afrontar la situación, pero ninguna persona con este trastorno alcanza a lastimar a otra. «No hay un solo autista que agreda a otro», explicó la especialista.
«Se sacan sangre de la cabeza cuando se sienten impotentes y no pueden cambiar algo; no toleran los ruidos excesivos», agregó.
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Debido a que la explosión de pólvora en temporada navideña y de fin de año es un acto «cotidiano», Torres recomienda ayudar a estas personas a tomar algunas medidas para reducir los efectos negativos del sonido de la pólvora.
«Me gustaría que les pongan música suave con audífonos, que los abracen al momento de las explosiones, y si es posible, que se encierren en un cuarto donde llegue el ruido lo menos posible, es decir, ya son las 11:45 de la noche buena, pues me voy a un cuarto, pongo música suave y lo abrazo, eso dará seguridad y disminuirá el impacto. Nunca debemos exponerlos a la calle», dijo la psicóloga.
En los últimos años, muchas familias con pacientes autistas han optado por colocar lazos en color azul en diferentes partes exteriores de la casa, con el fin de indicar a las demás personas que en ese hogar habita un niño o niña con sensibilidad auditiva, y si quieren seguir usando la pirotecnia, lo hagan, pero alejadamente.
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