La joven Érika Suárez Mendoza, de 25 años de edad y habitante del municipio de Mulukukú en la Costa Caribe Norte de Nicaragua, a quien sus familiares denunciaron como secuestrada por sujetos aún no identificados desde inicios de esta semana, finalmente fue liberada en horas de la media noche del pasado miércoles, indicó su padre, Isidro Suárez, quien también dijo que no le dio tiempo de pagar los mil dólares que asegura le pedían a cambio de su liberación.
En entrevista a Nicaragua Investiga, el señor Suárez, negó que el hecho se tratara de un autosecuestro a como este jueves lo informó la oficialista Radio La Primerísima. Ese medio de comunicación aseguró que «el secuestro fue planificado por la misma mujer y su expareja con el objetivo de extorsionar al padre de la víctima».
La Policía encontró a la joven la madrugada de este 24 de febrero, pero la institución no ofreció ningún detalle sobre este caso para esclarecerlo ante la opinión pública a pesar de la zozobra que generaron algunas fotos que circularon en redes sociales y que mostraban a la mujer amordazada y atada a un árbol.
El padre de la joven se niega a aceptar la versión de un autosecuestro y afirmó que Érika apareció «con sus manos chimadas y con golpes en la cabeza» atada con una cuerda a las afuera de la iglesia donde se congrega, y que hasta el cierre de esta nota, la joven se encontraba un poco «nerviosa y asustada».
«La gente se presta para componer mentiras, pero la verdad se la estoy diciendo», manifestó Suárez en rechazo a la información que ahora pone en duda lo relatado por su hija.
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«Si ella no hubiese estado secuestrada, no la hubiesen demostrado en fotos amarrada a un árbol, amarrada y tirada en un piso en una casa vieja abandonada», agregó.
Además, Suárez reveló que los secuestradores lo citaron en un lugar ubicado a 40 minutos de donde vive, para pagar el rescata de su hija, sin embargo, antes de salir recibió una llamada «avisando» que su hija había sido liberada y se encontraba en la iglesia donde se congrega.
«Me estaba alistando a las once de la noche que iba para allá, cuando me aparece una llamada diciendo que la habían ido a dejar tirada como a 200 metros de la iglesia donde me congrego», narra Suárez.
En redes sociales también circuló un video en el que se identificaba la casa abandonada donde supuestamente los captores la habrían retenido y le habrían tomado las fotos extorsivas.
Mil dólares fue la cantidad de dinero que los secuestradores le exigieron a Suárez, y la cual logró recoger con algunos préstamos que hizo.
«Se fueron y me llamaron diciendo que por qué no había llegado al lugar, que me estaban esperando para que les entregara el dinero, (…) y me quedé con mi hija, ya no fui donde esos sin vergüenzas porque no sea y me dejaran a mi secuestrado para pedir más dinero», sostuvo el padre de la víctima.
Suárez explicó que las autoridades policiales se negaron a acompañarlo para pagar el rescate a los secuestradores, por lo cual, muy decidido, se preparó para emprender el camino y pagar el dinero con el fin de ver a su hija libre. La Policía publicó una nota de prensa este 24 de febrero informando sobre diversos hechos criminales, pero no se hace ninguna referencia a este caso a pesar de la relevancia que tomó a nivel nacional.
Nicaragua Investiga
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