Juan José Sáenz y Emmanuel Antonio Sánchez originarios de Sébaco, Matagalpa, fueron secuestrados el pasado 22 de marzo por grupos delincuenciales de México, mientras iban rumbo hacia Estados Unidos en busca del llamado sueño americano.
Los jóvenes salieron a inicios de este mes, y hasta donde este medio de comunicación logró conocer el viaje transcurrió con relativa normalidad hasta el momento del incidente. Se sabe que los jóvenes fueron retenidos por los delincuentes minutos antes de cruzar el Río Bravo, fronterizo entre Estados Unidos y México.
Damaris Sáenz, hermana de Juan José Sáenz dijo a Nicaragua Investiga que han logrado recoger parte del dinero para el rescate de su familiar mediante recolectas y préstamos, pero que temen que al momento de informarles que ya poseen la cantidad, les incrementen la tarifa, como sucedió con uno de los jóvenes.
Sáenz relató que al momento del secuestro capturaron a tres jóvenes, un tercero de nombre Hansel Escoto, de quien ya pagaron el rescate y fue liberado. Iba a ocurrir la misma situación con Emmanuel Sánchez, pero cuando la familia consiguió el dinero, el precio del rescate subió seis mil dólares más.
«Nosotros tenemos miedo que les vayan a hacer algo. Yo me estoy preparando para salir al pueblo a ver si nos ayudan (a recolectar dinero). Emmanuel hoy completó 7,800 dólares y le dijeron que tenía que dar 6,000 más, no sabemos si nos van a decir lo mismo. No sé si crean que porque andamos pidiendo tenemos dinero y no es así», relata.
Para apoyar a la familia de Juan José Sáenz puede llamar al número de teléfono de Damaris: +505 8653 2752.
El modus operandi
De acuerdo con testimonios recogidos con anterioridad por Nicaragua Investiga, los grupos delincuenciales que secuestran migrantes, en su mayoría cárteles de crimen organizado, tienen este modus operandi, y se debe a que transfieren los migrantes hacia otros cárteles que cobran una nueva suma.
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Es decir, quienes los capturaron cobran una suma de dinero, pero si no se hace en determinado tiempo, los «venden» a otras personas, quienes cobran más dinero por su rescate.
Incluso hay ocasiones que patrullas de policía capturan migrantes y los ceden al control de los delincuentes para que puedan exigir rescate, tal como le sucedió a Flor Pravia cuando fue secuestrada.
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