Los jefes de la diplomacia y la defensa de Estados Unidos eran esperados en Kiev este domingo, para su primera visita desde que Rusia invadió Ucrania hace dos meses, en momentos en que se desarrollan cruentas batallas en el este del país.
Los secretarios estadounidenses de Estado, Antony Blinken, y Defensa, Lloyd Austin, visitan a la capital ucraniana cuando la guerra entra en su tercer mes con miles de muertos y millones de desplazados.
Desde el inicio de la guerra, varios líderes europeos viajaron a Kiev para reunirse con el presidente Volodimir Zelenski y brindar apoyo a Ucrania, pero Estados Unidos no había enviado hasta ahora a ningún alto cargo.
La noche del sábado, en su mensaje diario por video, Zelenski dijo que se preparaba para las «importantes conversaciones con aliados estadounidenses».
En tanto, las fuerzas rusas no dan señal de reducir sus ataques tras un lanzamiento de misil en la ciudad sureña de Odesa, que según Ucrania mató a ocho personas, incluido un niño.
«Entre los muertos figura una bebé de tres meses. ¿Cómo amenazó ella a Rusia? Parece que matar niños es una nueva idea nacional de la Federación Rusa», reclamó Zelenski.
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También acusó a Rusia de ser un estado terrorista y de actuar como los nazis en la devastada ciudad de Mariúpol, bombardeada intensamente desde hace semanas.
«Se han revelado nuevos detalles sobre los crímenes de los ocupantes contra Mariúpol. Se han encontrado nuevas tumbas de gente muerta por los ocupantes. Estamos hablando de decenas de miles de residentes de Mariúpol muertos», indicó.
Oferta de reunirse con Putin
La situación de Mariúpol es lúgubre. El último de varios intentos de evacuar civiles fracasó el sábado, y una unidad de combatientes ucranianos oculta en túneles bajo una planta de acero parecía estar en situación desesperada.
Zelenski también planteó nuevamente una reunión con su par ruso, Vladimir Putin, para «terminar la guerra».
«Creo que quien comenzó esta guerra la podrá terminar», declaró Zelenski, quien aseguró no temer reunirse con el líder ruso.
Zelenski también criticó la decisión del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visitar Moscú el martes antes de ir a Kiev.
«La guerra es en Ucrania, no hay cuerpos en las calles de Moscú. Sería lógico ir primero a Ucrania y ver a gente, ver las consecuencias de la ocupación» antes de visitar a Rusia, agregó el líder ucraniano.
Alrededor de 200 residentes se congregaron el sábado en un sitio de evacuación designado en Mariúpol pero fueron «dispersados» por las fuerzas rusas, dijo en Telegram Petro Andiushchenko, un funcionario municipal.
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Aseguró que impidieron la evacuación y que otros civiles fueron llevados a autobuses dirigidos a sitios bajo control ruso.
Mariúpol, que el Kremlin asegura haber tomado, es clave en los planes militares rusos de forjar un corredor terrestre entre Crimea, bajo ocupación rusa, y el este de Ucrania.
«Nuestros defensores resisten»
En su último análisis, el Instituto para el Estudio de la Guerra, de Estados Unidos, indicó que las fuerzas rusas no parecían estar haciendo pausa para reequipar o acumular sus tropas y que podrían intensificar sus ofensivas.
«Las fuerzas rusas podrían aumentar el volumen de la ofensiva terrestre en los próximos días, pero es muy pronto para saber qué tan rápido lo harán o qué magnitud tendrán esas ofensivas», señaló.
Ucrania ha reiterado el llamado a un alto el fuego para permitir la salida de civiles de Mariúpol, muchos de los cuales apenas subsisten con poco o ningún acceso a alimento y agua.
Pero el sábado, el consejero presidencial ucraniano Oleksiy Arestovich dijo que las fuerzas rusas reanudaron sus ataques aéreos sobre la planta de acero donde están refugiados civiles y militares.
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«Nuestros defensores resisten pese a la situación tan difícil e incluso realizan contra ataques», aseguró.
El Instituto para el Estudio de la Guerra señaló que «las fuerzas rusas intentarán provocar hambre entre los restantes defensores de la planta de acero de Azovstal de Mariúpol y no permitirá evacuar a civiles atrapados».
Misil en Odesa
Más al oeste, un misil cayó en un edificio residencial en el puerto de Odesa, en el mar Negro, donde mató a ocho personas y dejó 18 heridos, según Zelenski, quien indicó que cinco misiles cayeron en la ciudad.
«Identificaremos a los responsables de este ataque, los responsables del terror ruso», agregó.
El ministerio ruso de Defensa aseguró que había apuntado a un depósito de armas cerca de Odesa, rompiendo la calma que había tenido esa ciudad desde el inicio de la guerra.
El ministerio también indicó que los servicios especiales ucranianos de Odesa preparan una «provocación con el uso de sustancias químicas tóxicas» para culpar a Rusia.
Las potencias occidentales han acusado a Rusia de hacer tales acusaciones para encubrir ataques planeados por sus propias fuerzas.
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Por su parte, un alto militar ruso aseguró que la meta de su país es tomar control total sobre la región oriental de Donbás y el sur de Ucrania.
Las fuerzas rusas, que se retiraron del norte de Ucrania y el entorno de Kiev tras sus frustrados intentos de tomar la capital, ya ocupan gran parte de Donbás y el sur.
Crímenes de guerra
Tras cambiar de foco estratégico hacia el sur y este de Ucrania, las fuerzas rusas dejaron atrás una estela de destrucción alrededor de Kiev.
Una misión de la ONU en la ciudad de Bucha, cerca de Kiev, documentó «matanzas ilegales, incluyendo la ejecución sumaria de unos 50 civiles», según la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Las fuerzas rusas «bombardearon indiscriminadamente áreas pobladas, mataron civiles y destruyeron hospitales, escuelas y otras infraestructuras civiles, lo que podría constituir crímenes de guerra», señaló.
Tania Boikiv, de 52 años, dijo que las fuerzas rusas se llevaron a su esposo de su casa en Bucha, lo retuvieron dos semanas y luego lo mataron a golpes al irse.
«Lo más terrible en mi vida es que mi esposo, mi amor, no está», declaró a AFP. «No sé qué puede ser peor».
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