La vida de Gabriel Samcam, de 18 años, cambió completamente luego de tener que salir de forma forzada de Nicaragua en el año 2018. Antes de salir del país no tenía claro qué estudiar, pero actualmente está a semanas de entrar a estudiar en una de las universidades más importantes del mundo, y la más prestigiosa en Estados Unidos: la universidad de Princeton.
Gabriel fue uno de los 110 elegidos de entre más de 16,000 personas que enviaron solicitud de beca a la prestigiosa universidad. El día que le informaron de su selección estaba en la escuela, pero al leer el mensaje se salió de clases para correr a contarle a sus familiares.
Hace cuatro años no pudo imaginarse que su vida daría «un giro de 180 grados».
En 2018, cuando el gobierno de Daniel Ortega desató una ola de represión contra opositores, muchas personas tuvieron que huir de sus propias viviendas, al igual que la de Gabriel. Él es hijo de Claudia Vargas y el ex militar, general en retiro, Roberto Samcam, quien tras los eventos de ese año se volvió un crítico de Ortega y fue obligado a exiliarse junto a su familia.
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En junio de ese año, Gabriel, tenía entonces 14 años, recuerda haber despertado y ver a sus padres dialogando, al acercarse le dijeron que debía viajar a Estados Unidos. En ese momento tuvo que empacar sus maletas y trasladarse a otra vivienda para, al día siguiente, viajar a Estados Unidos.
Hasta ese momento todo parecía normal, sin embargo, la imagen más dura que ha tenido desde su partida fue cuando pasó el registro de migración y vio a sus familiares para despedirse: su madre lloraba junto a su padre. Lo que él intuyó que significaba que pasaría mucho tiempo hasta volverlos a ver.
¿Cómo se interesó por la medicina?
Durante su infancia, contrario a lo que puede parecer, Gabriel no fue un alumno destacado, mas bien se desinteresaba por algunas clases. Incluso, en una ocasión, estuvo apunto de ser expulsado del colegio porque junto a sus amigos salió a arrojar huevos a algunas casas aledañas. Algunas personas lo reconocieron y tuvo serios problemas con la dirección de la escuela.
Sin embargo, se enamoró de sus estudios en Estados Unidos. «Fue cuando me regalaron una computadora en la escuela y en ese momento me gustó ir a clases. Aquí todo es más moderno. Yo ni cuadernos usaba; las pizarras eran eléctricas, con proyector y aire acondicionado. Habían días que yo quería que me dieran más tareas solo para poder usar más la computadora», relata el joven Nicaragua Investiga.
Pero se interesó por la medicina al poco tiempo, cuando comenzó a comparar la calidad del sistema de salud en Estados Unidos y Nicaragua. Ese momento decidió estudiar neurociencia, que se encarga de analizar cómo ciertas partes del cerebro afectan las acciones del ser humano; además estudiará de forma simultánea una sub carrera adicional en salud global y políticas de salud pública.
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Gabriel tiene planeado terminar en 2026 su carrera para comenzar a estudiar un doctorado en medicina, y espera en un futuro lejano poder viajar a Nicaragua y otros países de Latinoamérica para «tratar de aplicar los conocimientos que aprenda en los servicios de salud».
El proceso de adaptación
Poco tiempo de haber llegado a Estados Unidos, Gabriel inició formalmente el proceso de solicitud de asilo político, el cual le fue otorgado, y le valió para poder ingresar en la escuela secundaria Tustin High School. Actualmente es residente en el país norteamericano, y espera ser ciudadano estadounidense al finalizar su carrera.
No obstante, llegó a este país, prácticamente sin saber inglés y tuvo que pasar un proceso intensivo de aprendizaje para poder aprenderlo, desde ver películas en inglés, hasta practicar con su familia e integrarse en un curso de estudiantes no nativos para tener mayor conocimiento.
El proceso duró un año, pero él aprendió rápido. Según su relato, al poco tiempo de estar aprendiendo inglés en la escuela lo transfirieron a clases de hablantes nativos, y cursos de intensidad universitaria, e incluso le otorgaron premios por ser un estudiante destacado.
Actualmente, Gabriel Samcam está terminando sus últimos días como cocinero en un restaurante, trabajo que obtuvo para poder recoger algo de dinero, pero renunció debido a la cercanía de su fecha de ingreso a Princeton. «Mi trabajo ahora serán mis clases, no me voy a desconcentrar. Obtuve una beca completa que incluye hasta los libros de aprendizaje, así que voy a poner todo de mí», concluyó.
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