Nicaragua tiene una Casa Presidencial que es depreciada por Daniel Ortega. Es una mansión que está prácticamente sin ocupar desde hace 15 años y sólo es utilizada en ocasiones para reuniones propagandísticas, actos conmemorativos o visitas de Estado.
El desprecio de Daniel Ortega al edificio data desde antes que volviera a la silla presidencial. Reportes periodísticos de la época sostienen que en 2001, cuando se postuló como presidente —en las votaciones en que competía contra Enrique Bolaños—, prometió que si ganaba los comicios lo primero que haría era convertir la Casa Presidencial en una enorme guardería infantil. Pero no cumplió.
Cuando el líder sandinista volvió al poder, en 2007, se rehusó a ocupar el edificio en ese momento por supuestas razones de “ahorro” en vista de que el mantenimiento tenía un costo aproximado de 50 mil dólares mensuales. El gobierno comparó la estructura como una mansión costosa para el erario, por lo que se anunció que Ortega despacharía desde el Centro de Convenciones Olof Palme, aunque el edificio fue diseñado, construido y está habilitado para cumplir con las necesidades del Poder Ejecutivo.
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Rosario Murillo, vocera estatal y esposa del mandatario, confirmó luego que las oficinas oficiales del Gobierno estarían en la Secretaría del Frente Sandinista, ubicadas frente a su residencia, en el reparto El Carmen.
Pero en otro acto de desprecio, Murillo dijo en rueda de prensa que el edificio sería ocupado para aquellos ministerios e instituciones gubernamentales que no contaban con un local propio. Según reportes periodísticos, la Casa presidencial fue ofrecida para que operarán las oficinas del Parlamento Centroamericano (Parlacen), lo que tampoco ocurrió.
Murillo recordó esa vez que Ortega manifestó en diferentes ocasiones que si llegaba a la Presidencia a través de los votos, no utilizaría la actual sede presidencial. “Pues ahora está cumpliendo su palabra”, dijo la vocera del gobierno.
Se iba a convertir en academia de artes
El edificio fue bautizado por Ortega como la “Casa de los Pueblos” en septiembre de 2007. Incluso, el Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) anunció en ese momento que dicho lugar podría convertirse en una academia de artes y cultura, pero no tuvo eco esta noticia.
En 2017, la sede presidencial, fue titulares en medios de comunicación cuando el INC volvió a anunciar que estaban interesados en convertir el edificio en la soñada academia.
“Esta Casa de los Pueblos la queremos impulsar como un centro de desarrollo local donde podamos enseñar historia, arte, enseñar educación académica, en el arte, para que la población tenga la oportunidad de acceder gratuitamente o aún bajo costo”, dijo el codirector del INC, Luis Morales, durante una presentación al director general de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), Luis Tejada Chacón, quien se encontraba en Nicaragua para evaluar la ayuda al país centroamericano.
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En la Casa Presidencial sirvieron los presidentes Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños (2002-2007), quienes sólo permanecían horas en el edificio. Nunca vivieron en el edificio.
Después de que el terremoto de 1972 destruyera la vieja Managua, tuvieron que pasar 27 años para que Nicaragua volviera a tener una Casa Presidencial. Solo con el inicio del gobierno de Alemán, el amplio terreno volvió a tener un valor cultural, cuando el exmandatario liberal lo declaró de “utilidad pública”, para construir lo que en su momento fue la Casa Presidencial.
La construcción inició en 1998 y fue inaugurado a finales de 1999. La obra ascendió a un costo de 10 millones de dólares —aportados por el Gobierno de Taiwán— y por su llamativo color fue también conocida como Casa Mamón o Casa Naranja.
Este edificio majestuoso está rodeado por los lugares del centro histórico de Managua. Se encuentra frente a la Plaza de la Revolución, donde ocurrieron diferentes eventos dramáticos de la historia de Nicaragua, como la toma al Palacio Nacional, conocida como la Operación Chanchera.
¿Por qué es importante una Casa Presidencial?
La creación de una Casa Presidencial tiene como objetivo que el gobierno de turno pueda despachar desde ese lugar, de manera que la ciudadanía esté enterada que desde ese lugar el presidente está trabajando. Pero si esto no es así, lo que permea es un desorden desde el Poder Ejecutivo.
“La Casa Presidencial se puede decir que le da vida a un país y una ciudad ordenada, pero cuando no usamos lo que tenemos como Casa Presidencial, da el mensaje de desorden por parte del Gobierno, porque al final no tenemos un centro donde podamos decir que aquí está el poder político, ideológico, local o municipal, concentrado, trabajando en función del bienestar del país, pero aquí no lo hay”, dijo el sociólogo Cirilo Otero al diario La Prensa.
La Casa de los Pueblos permanece bajo candado y vigilancia. Ortega colocó una estatua de Augusto C. Sandino en una de sus entradas y siempre está siendo utilizada por el mandatario para actividades propagandísticas o anuncios oficiales de su régimen.
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