El exaspirante presidencial y activista opositor Félix Maradiaga ha iniciado un huelga de hambre desde el pasado 21 de junio como medida de protesta para exigir comunicación con su familia y respeto a las normas básicas de atención a reclusos que son violentadas en la Dirección de Auxilio Judicial donde se encuentra detenido desde hace un año.
La noticia fue anunciada por Victoria Cárdenas durante una transmisión en directo organizada por Race and Equality en la que se hacía un informe detallado de la situación de las personas presas por razones políticas en Nicaragua.
Cárdenas informó que la noticia sobre la decisión extrema de Maradiaga le fue notificada a Berta Valle, su esposa, después de la última visita que familiares pudieron hacerle en «El Chipote».
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«Félix Maradiaga le mandó a decir que iba a iniciar una huelga de hambre a partir del 21 de junio para demandar el cese a la incomunicación y al confinamiento solitario», indicó Cárdenas.
Cárdenas también relató que «actualmente Berta está con una angustia profunda porque no tiene forma de saber cómo se encuentra su esposo y teme por su vida».
Nicaragua Investiga intentó comunicarse con Berta Valle para conocer más detalles de la medida anunciada por su esposo, pero no contestó nuestros mensajes. Se supo que estaba preparando una conferencia de prensa para informar sobre la situación.
Campaña por la liberación de presos políticos
«Lo más urgente es vaciar las cárceles inmundas, donde la dictadura Ortega-Murillo sigue aplicando métodos perversos, ya que la privación de libertad y encarcelamiento constituye un feroz mecanismo de destrucción personal y paralización social», indicó la defensora de derechos humanos Vilma Núñez, quien anunció una intensa campaña llamada «Nicas Libres ya», para reclamar la libertad de las personas detenidas.
Ana Lucía Álvarez, familiar de tres presas políticas, denunció que los interrogtorios son «realizados abusivamente para afectar psicológica y emocionalmente a las personas detenidas».
También indicó que existe actualmente preocupación extrema por la falta de alimentación adecuada y de atención en salud en las cárceles de «El chipote». Se estima que las personas presas por causas políticas en Nicaragua sobrepasan actualmente las 190 y para Ana Lucía Álvarez estas son víctimas de «torturas sistemáticas por el Estado».
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Carlos Guadamuz, del Colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca + denunció que «los familiares de presos políticos también son víctimas de malos tratos al ingresar a los diversos centros de detención para las visitas y son sometidas a inspecciones corporales rigurosas en las que en ocasiones, se practican abusos sexuales, incluso contra niñas y adolescentes».
Además señaló que las visitas se realizan bajo estricta vigilancia, siendo que los custodios graban y toman fotografías y «anotan lo que conversan con sus familiares» y que al finalizar el tiempo de convivencia «les hacen firmar un documento en el que hacen constar que su familiar se encuentra bien, bajo amenaza de no concederle la próxima visita».
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