La crianza, reproducción y comercialización de codorniz, es un excelente opción para hacer negocio y un promotor, el ingeniero Lino Castro Amador, busca la manera de abrirse camino en este rubro en Juigalpa.
En estos momentos, Castro Amador, trabaja en convencer a varios restaurantes para que incluyan la carne del ave en su oferta alimenticia. Recordó a la población que el consumo de su carne, garantiza a la persona un alimento con proteínas de alto valor biológico, vitamina B6, hierro y fósforo.
Castro Amador es un ingeniero agrónomo jubilado y pretende con su proyecto suministrarle a la ciudadanía carne y huevos de codorniz como ocurre en otros países que registran alto consumo. En el caso de Juigalpa, advierte que la demanda es muy baja y es ahí donde trabajará con mayor vigor.
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Según el ingeniero, la crianza de las codornices no es una tarea difícil. Asegura que él tiene un inventario de un poco más de 600 aves en jaulas acondicionadas en su garaje. Contó que consume al menos día de por medio, huevos de este tipo de ave y que ya llegan clientes a buscarlos por docena.
El profesional agrega que el huevo de codorniz tiene altos niveles medicinales, ayuda a regular el nivel de azúcar en la sangre y mantener un nivel de insulina que permite prevenir y tratar la diabetes. El hierro de los huevos de codorniz previene la anemia, remueve metales pesados y toxinas de la sangre, de igual manera, combate la presión arterial, problemas del corazón y de pulmón.
Miedo a lo diferente
En su afán por ampliar su mercado, el ingeniero ya se dio a la tarea de visitar restaurantes y comedores de alta demanda. Pero se ha encontrado con que algunos propietarios no quieren adquirir la carne y huevos de codorniz, por temor a que los clientes no les guste.
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“Noté que los dueños de (restaurantes) tienen temor a que los clientes no soliciten la carne de codorniz. Pero hay un restaurantero que se mostró interesado en sustituir el huevo de paslama por el huevo de codorniz y las conversaciones van por buen camino, espero tener pronta respuesta”, expresó.
Al mes, Castro Amador está vendiendo un aproximado de 50 codornices y cada una, tiene un valor de 200 córdobas. Mientras, cada semana comercializa de dos a tres docenas de huevos, cada una se compra en 50. Aseguró también que de las heces de las aves, elabora el abono que se utiliza para la producción de frutas y flores.
“Por el momento mis clientes son particulares, porque han leído sobre las propiedades nutricionales de la codorniz y alimentan a familiares enfermos con los huevos y hay otras personas que llegan por curiosidad para constatar si en realidad son curativos”, contó.
La visión de Castro Amador, es mantener una producción de unas 600 codornices y dedicarse a vender pie de cría de alta calidad genética. Si la demanda aumenta durante el 2023, ampliará su inventario a unos ocho mil ejemplares.
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