Después de la crisis sociopolítica del 2018 y de la pandemia global por Covid-19, Nicaragua ha apostado al turismo local. Según dueños de hoteles y restaurantes ubicados en el municipio de Tola y San Juan del Sur, el 80 por ciento de las personas que llegaron de visita en la época de Semana Santa en los años 2022 y 2023, no demandaban sus servicios como restaurante y hotel.
“Este año si tuvimos llegada de turistas nacionales, pero en su mayoría no consumían, preferían quedarse en la playa. La cultura del turista nacional es visitar los balnearios, pero no gastar. Antes de la pandemia y del 2018, las temporadas más fuertes eran Semana Santa, y fiestas de fin de año. La capacidad de mi hotel es de 12 habitaciones, ahora ni siquiera cinco logramos alquilar”, detalla un dueño de hotel.
El empresario turístico criticó al Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) y al Banco Central (BCN) por presentar cifras sobre el turismo alejadas de la realidad. Por ejemplo, recordó que el 16 de junio de 2022, el informe de la Cuenta Satélite de Turismo de Nicaragua (CSTN), correspondiente al año 2022, mencionó que la actividad turística alcanzó una participación de 4.7 por ciento del valor agregado total de la economía, mayor a la registrada en 2021, que fue de 3.6%.
Turismo en Nicaragua sin sobreponerse: Aún no alcanza el millón de visitantes
Según el informe, las actividades con mayor participación en el valor agregado turístico fueron: servicios de restaurantes con un 27.0%, servicios de alojamiento 14.8% , servicio de transporte y recreación 12.5% y 7.4% respectivamente. “El problema es que ese crecimiento, no lo vemos más que en ese informe”, asegura el empresario que por obvias razones, pide no revelar su identidad.
“¿Y los cruceros?”, preguntan
Los empresarios de esta localidad, dueños de hoteles, restaurantes y sector transporte, piden se les brinde una información sobre cuándo se estima que retornen los cruceristas al país.
“Los delegados de Intur no brindan detalles sobre el porqué no arriban cruceros al país, ya en otros países como Costa Rica han dado por inaugurado el arribo de cruceros, ¿Será acaso que para los cruceristas resultamos ser una amenaza?”, se pregunta angustiado el taxista Francisco Pérez.
La economía de Nicaragua depende de la industria ligera, servicios y agricultura. Ahora Nicaragua depende más de las remesas que hace cinco años, estas últimas generadas por la migración masiva forzada ante la falta de empleos en el país y porque muchos ciudadanos nicaragüenses han sido perseguidos y desterrados por el régimen.
“La actitud de los Ortega Murillo de creerse dueños del país, genera a nivel internacional una mala imagen, no creo que los cruceros que atracaban en el puerto de San Juan del Sur, Corinto y Corn Island, retornen nuevamente, y quienes tenían pensado invertir en el país no lo harán, porque saben que se enfrentan a un país en donde corre peligro su dinero y prefieren invertirlo en otro país rentable”, acusa un economista local.
El Banco Mundial (BM) describe en su página oficial, que el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua creció en un 3,8% en 2022, pese a la elevada inflación, los factores adversos globales y los daños ocasionados por el huracán Julia. “Esta expansión se produjo gracias al fuerte consumo privado impulsado por las remesas y exportaciones netas”, detalla el informe publicado el mes pasado. “Esta es una economía de remesas, lamentablemente”, dijo el experto.
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