La economía nicaragüense mostró signos de dinamismo en marzo de 2025 al registrar un crecimiento del 6% interanual, según reveló el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) publicado por el Banco Central de Nicaragua (BCN). Este resultado consolida una tendencia expansiva que mantiene al país en una senda de recuperación después de años de contracción.
Sectores comerciales impulsan la actividad económica
El análisis de los datos del BCN revela una economía con contrastes marcados. El sector comercial lideró el crecimiento con un 15.2%, seguido por la construcción que experimentó una expansión del 11.4%. Estos resultados sugieren un fortalecimiento del mercado interno y una reactivación de la inversión en infraestructura.
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La agricultura, tradicional motor de la economía nicaragüense, contribuyó con un crecimiento del 7.4%, mientras que el sector pecuario registró un incremento del 5.6%. La industria manufacturera, por su parte, mostró señales de recuperación con un crecimiento del 4.9%.
Crisis en sectores extractivos expone vulnerabilidades estructurales
Sin embargo, el panorama no es uniformemente positivo. La pesca y acuicultura sufrieron un colapso del 33.9%, una caída que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estos sectores y su capacidad para recuperarse a corto plazo. La explotación de minas y canteras también retrocedió un 9.4%, lo que podría reflejar tanto factores externos como desafíos operativos internos.
Perspectivas moderadas para 2025
El Banco Central de Nicaragua proyecta un crecimiento económico más conservador para el conjunto de 2025, estimando una expansión de entre 3% y 4%. Esta previsión contrasta con el dinamismo mostrado en marzo, sugiriendo que las autoridades monetarias mantienen expectativas cautelosas sobre la sostenibilidad del actual ritmo de crecimiento.
La inflación, según las proyecciones del BCN, se mantendrá en un rango manejable de entre 2% y 4% anual, lo que proporcionaría estabilidad de precios favorable para el consumo interno.
Contexto de recuperación post-crisis
Estos resultados cobran particular relevancia al considerar el contexto histórico reciente. Nicaragua experimentó tres años consecutivos de contracción económica antes de iniciar su actual ciclo expansivo. El PIB nacional creció 3.6% en 2024, manteniendo el patrón de recuperación que se inició en 2021 con un crecimiento del 10.5%.
La evolución acumulada del IMAE entre abril de 2024 y marzo de 2025 alcanzó el 6%, mientras que en el primer trimestre de 2025 la variación acumulada fue del 3.4%, con un promedio anual del 3.1%.
Desafíos estructurales persisten
A pesar de los indicadores positivos, la economía nicaragüense enfrenta desafíos estructurales que requieren atención. La marcada dependencia de sectores específicos como el comercio y la construcción para impulsar el crecimiento podría generar vulnerabilidades si estos sectores experimentan desaceleración.
La caída pronunciada en pesca y minería también señala la necesidad de diversificar la base productiva del país y reducir la dependencia de sectores extractivos que pueden verse afectados por factores externos o ambientales.
El desempeño económico de marzo, según datos del Banco Central de Nicaragua, refleja tanto las fortalezas como las debilidades de un modelo económico en transición, donde el dinamismo de algunos sectores contrasta con la fragilidad de otros componentes tradicionales de la estructura productiva nacional.
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