Luego que Daniel Ortega perdió el poder frente a Violeta Barrios en las elecciones del 25 de febrero 1990, su mayor deseo fue volverse a colgar la banda presidencial a cualquier costo. En esa ocasión dijo que el Frente Sandinista gobernaría “desde abajo”, lo que significó continuas asonadas y paros en su estrategia de debilitar a los gobiernos liberales. No obstante, dentro de su partido su estrategia no fue menos cruel, maquiavélica, pues sabía que su regreso al poder dependía en gran manera de controlar las estructuras sandinistas liquidando cualquier oposición interna.
Fue así que se convirtió en el eterno candidato del FSLN, perdiendo las elecciones frente a Arnoldo Alemán en 1996 y Enrique Bolaños en el 2001, previo su victoria electoral del 2006.
Si bien su pacto con Alemán para reducir al 35% la cantidad mínima de votos para alzarse con la victoria fue algo clave para su regreso a la presidencia, no menos importante fue su estrategia para reducir, dividir y seducir a sus adversarios dentro del FSLN,
— Arnoldo Alemán, el reo más privilegiado que ha habido en Nicaragua
Tras las división del FSLN en 1994 y el nacimiento del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Daniel Ortega quedó debilitado, pero con el partido, sus estructuras y su historia, buena o mala, pero al fin y al cabo su historia. El Ortega de esa época se movía por los distintos municipios tratando de marcar liderazgo, mientras cosechaba derrotas electorales.
Esas cosechas la acarrearon a Ortega rivales internos, hombres que creían poder darle un nuevo perfil al partido, que a diferencia del comandante sandinista eran carismáticos, con facilidad de palabra, sin tantas manchas e incluso tenían cierta aceptación entre los círculos antisandinistas.
Veamos algunos casos:
Herty Lewites
Sin lugar a dudas, la mayor amenaza que Daniel Ortega tuvo dentro del Frente Sandinista fue la de Herty Lewites, alcalde de Managua entre el 2000 y el 2004. Desde la alcaldía capitalina, Lewites supo ganarse a las masas y vio la posibilidad de alzarse con la candidatura presidencial de su partido en las elecciones del 2006.
En diciembre 2004, una encuesta de M&R Consultores (para esa época la firma gozaba de credibilidad) indicaba que Lewites tenía un 84.1% de opinión favorable, mientras que un 84.1% de la población consideraba que Daniel Ortega debía “retirarse”.
Ortega, alarmado, se puso manos a la obra e inició una campaña de desprestigio contra Lewites y en marzo del 2005 lo expulsó del FSLN. El carismático político murió el 2 de julio del 2006 cuando era candidato presidencial por el Movimiento Renovador Sandinista.
Víctor Hugo Tinoco
Víctor Hugo Tinoco fue vicecanciller de Nicaragua durante la primera dictadura sandinista. Fue siempre un cuadro muy bien valorado. Siendo diputado y miembro de la Dirección Nacional del FSLN, en el 2001 participó en las primarias internas para disputarle la candidatura presidencial a Ortega de cara a las elecciones nacionales de ese año. Ortega ganó las elecciones primarias, como también lo había hecho en 1996. Tinoco fue expulsado finalmente del partido en marzo del 2005 junto a Herty Lewites.
— La metamorfosis de William Grigsby
Alejandro Martínez Cuenca
Las generaciones más jóvenes de nicaragüenses quizás no recuerden a Alejandro Martínez Cuenca, quien tiene años alejado de la política. Martínez Cuenca fue también un fuerte aspirante a la candidatura presidencial del FSLN. Ya en el año 2000 se perfilaba como un fuerte oponente, un sandinista presidenciable. En el 2006 volvió a causar revuelo y hasta se atrevió a decir que el FSLN era “una monarquía”. Martínez quería ser el candidato de su partido. Fue un esfuerzo en vano. Ortega fue proclamado candidato. Martínez se decantó más por su faceta empresarial, en especial en la rama del tabaco.
Dionisio Marenco
Luego de Herty Lewites, el otro gran rival que Ortega tuvo dentro de su partido fue Dionisio Marenco, quien había sustituido a Lewites en la Alcaldía de Managua.
Las simpatías que despertaba Marenco y su manera abierta de expresarse sabiendo el capital político que había forjado al frente de la comuna, hicieron emerger los celos de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Ortega y Marenco eran amigos. Este incluso había sido artífice del pacto con Arnoldo Alemán y por tanto de la destrucción de la institucionalidad de Nicaragua.
Apenas un año después de haber regresado al poder, Ortega recibía críticas públicas por parte de Marenco en relación a cómo estaba ejerciendo el poder. En noviembre del 2007 Ortega pronunció su famosa frase “zapatero a tu zapato”, con las que le indicaba a Marenco que no se metiera con él.
Al año siguiente Marenco dijo que aunque no lo estaba buscando, si le ofrecían la candidatura presidencial él aceptaba como “una responsabilidad a cumplir”.
La figura del exalcalde se fue diluyendo poco a poco, mientras el poder de Daniel Ortega y Rosario Murillo se fue consolidando. Murió el 19 de mayo del 2020 bajo el redil del FSLN.
Destruyó la “institucionalidad” del FSLN
Daniel Ortega antes de destruir la débil democracia de Nicaragua, destruyó la “institucionalidad” del FSLN.
En el 2005 cuando vio peligrar su candidatura frente a Lewites, no solo expulsó a este sino que eliminó las elecciones internas. El FSLN no volvió a tener un Congreso ni Asamblea propiamente dicho. Luego de eso cada vez que se reunieron los cuadros del FSLN fue para aprobar las decisiones de Ortega y Murillo. Al fin y al cabo ellos los elegían como delegados y debían asumir el rol para el que habían sido designadas: el de “focas” dispuestas siempre a aplaudir..
Ejemplo de todo eso fue la Asamblea Sandinista del 19 de junio del 2017 en la que se convocó el Congreso Sandinista Nacional, del 26 de junio. En este se “delegó” a Ortega decidir las alianzas para ratificar los candidatos de las municipales de noviembre de ese año.
Aunque son pocas, en el Frente Sandinista, hay voces que piden el retorno del viejo orden. Esto se ha visto fortalecido por el rechazo que provoca entre los sandinistas históricos el control que ejerce Rosario Murillo en el partido.
Una de estas voces críticas es Marlon Sáenz, el Chino Enoc. Este ha hablado abiertamente de la ilegalidad reinante en el FSLN.
“El nombramiento del compañero Fidel Moreno es ilegal porque es el de organización, es el tercero al mando, entonces es el Consejo Nacional (es el que lo debería nombrar) y al Consejo Nacional solo puede elegirlo el Congreso) y el Congreso tiene años que no se reúne por un lado y por otro lado la Asamblea Sandinista tiene que reunirse por lo menos dos veces al año y no se ha reunido desde hace años”, manifestó el jueves 17 de septiembre del 2020.
Las reformas que quieren esos cuadros sandinistas para revitalizar al FSLN y darle el brillo y la mística que supuestamente tuvo en el pasado, chocan con la lealtad perruna que ellos mismos profesan a Daniel Ortega, a quien ven como su único y eterno líder.
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