17 años fuera de la silla presidencial dirigiendo asonadas y huelgas violentas
Desde que perdió el poder el 1990, Daniel Ortega se convirtió en una fuerza oscura. Empecinado en desestabilizar a los gobiernos de turno para lograr la presidencia nuevamente, se encargó de ordenar asonadas, huelgas, incendios a entidades estatales y cualquier tipo de actos violentos al punto de convertirse en una especie de «co-gobernante».
Violeta Barrios, Enrique Bolaños y Arnoldo Alemán tuvieron que reunirse constantemente con él para negociar los finales de las crisis y «repartirse» las cuotas de poder en las diferentes instituciones del Estado. En muchas ocasiones Ortega amenazó a los gobiernos con tomar las armas para «bajarlos del poder».
Irónicamente, muchos de los hechos que él utilizó como la protesta, o el paro nacional ahora son calificados por él y su gobierno como «actos desestabilizadores y golpistas».
Hemos preparado este vídeo con pequeños fragmentos de esos momentos convulsos que Daniel Ortega hizo vivir a Nicaragua.
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