Colombia anunció este domingo que impidió la entrada al país de aviones militares de Estados Unidos con migrantes deportados y se sumó a los pedidos de Brasil para que el gobierno de Donald Trump trate con «dignidad» a sus ciudadanos.
El presidente Gustavo Petro también afirmó que más de 15.000 estadounidenses que viven sin la documentación requerida en Colombia «deben» acercarse a la autoridad migratoria para «regularizar su situación».
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«Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece. Por eso hice devolver los aviones militares estadounidenses que venían con migrantes colombianos», escribió en la red X Petro, un fuerte crítico del líder republicano.
El presidente izquierdista no precisó cuántos vuelos estadounidenses iban a aterrizar en Colombia ni cuántas personas transportaban.
Petro añadió que sólo recibirá a migrantes deportados en vuelos «civiles» y si son tratados con «respeto».
«Primero es la dignidad de Colombia y América Latina. Los migrantes son seres humanos y sujetos de derechos y como tal deben ser tratados», expresó en una serie de publicaciones.
Una fuente de la Presidencia colombiana afirmó a la AFP que Estados Unidos no realizó el «debido proceso que se sigue en estos casos entre los países».
«Lo contrario de los Nazis»
Se trata del primer choque de Petro con Trump, quien asumió la presidencia el 20 de enero con promesas de mano dura contra la migración irregular.
«No me verán jamás quemando una bandera gringa (estadounidense) o haciendo una «ratzia» (redada) para devolver los ilegales esposados a EEUU», sostuvo Petro.
«Los libertarios de verdad jamás agrediremos la libertad humana. Somos lo contrario de los Nazis», añadió.
Las autoridades estadounidenses no respondieron de inmediato a las declaraciones del mandatario colombiano. Pero el encargado de fronteras de Trump, Tom Homan, dijo en una entrevista al programa «This Week» de la cadena ABC emitida el domingo que los migrantes podrían ser enviados a un tercer país si los países de destino originales se negaban recibir vuelos.
Desde la investidura de Trump, EEUU ha deportado a migrantes irregulares a Guatemala y a Brasil.
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Brasil denuncia trato «denigrante»
El gobierno del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo el sábado que pedirá explicaciones a EEUU por el «tratamiento denigrante» de 88 personas deportadas la víspera que viajaron esposadas.
Según relataron algunos de los migrantes a la AFP en Brasil, viajaron amarrados «de pies y manos» y pasaron varias horas sin aire acondicionado, sin poder beber agua ni ir al baño durante el vuelo.
Una fuente del gobierno de Brasil explicó que la deportación de este fin de semana «no guarda una relación directa» con la operación iniciada tras la asunción de Trump, sino que corresponde a un acuerdo bilateral previo que ya resultó en otras expulsiones en años previos.
Pocos días antes de la investidura de Trump, Colombia firmó junto a Brasil, México y otros países un pronunciamiento en el que expresaban su «grave preocupación» por el anuncio de una deportación masiva de personas migrantes, una medida que consideran incompatible con los derechos humanos.
En apenas una semana en el poder, Trump ordenó varias medidas contra la migración ilegal, entre ellas deportaciones, el despliegue de tropas en la frontera con México y el arresto de 538 personas en situación irregular, según la Casa Blanca.
Petro ha llegado a tildar de «peligrosos» los comentarios de Trump sobre Latinoamérica.
En la carrera por la presidencia, Trump se refirió a los migrantes como «salvajes», «animales» o «criminales».
Petro suele culpar a los países desarrollados como Estados Unidos de la migración, alegando que sus políticas extractivistas han causado pobreza en las naciones en desarrollo.
Durante su gobierno, el importante paso migratorio por la selva del Darién, en la frontera con Panamá, rompió récords de registros de caminantes intentando llegar al norte del continente.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y sus fuerzas militares han cooperado desde hace décadas en la lucha contra las guerrillas y los cárteles del nacotráfico.