El aspirante socialista a la presidencia de Perú, Pedro Castillo, dijo que el pueblo «ya tomó su propio camino» en la elección presidencial de la nación, a una semana de los comicios que le dan una estrecha ventaja sobre la aspirante de la derecha Keiko Fujimori.
Todo ello, en un contexto que incluye la lucha de Fujimori por cuestionadas boletas cuando falta poco para el fin del conteo oficial.
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Según la oficina electoral ONPE, hasta pasado el medio día del domingo Castillo, mantenía un 50,14% de los votos, mientras que la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori lograba el 49,86% con el 99,935% de las actas de sufragio contabilizadas.
Castillo, que de ganar va a llevar a Perú hacia un gobierno de izquierda, se dirigió en la noche del sábado a cientos de sus seguidores al local de su partido en Lima y pidió celeridad a las autoridades.
«No más polarización en el país. Dejemos en manos de las autoridades para que de una vez por todas estas cosas ya no se prolonguen más y seamos respetuosos de la voluntad popular», dijo el también líder sindical de 51 años, un maestro y desconocido por la mayoría del país hasta poco antes de las elecciones.
«El pueblo ya ha tomado su propio camino», afirmó.
El Jurado Nacional de Elecciones transmitía en vivo por la redes la revisión de algunas actas impugnadas, que avanzaba a cuentagotas tras una semana de las elecciones presidenciales.
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Los peruanos están ansiosos por el desenlace y el candidato de izquierda está cada vez más cerca de ganar la contienda con una diferencia del 0,28%, equivalente a unos 49.420 votos.
Fujimori, que postula por tercera vez a la presidencia, no se da por vencida y ha insistido en que hubo «fraude en mesa» por parte de sus rivales. Sin apenas pruebas busca que las autoridades electorales anulen unos 200.000 votos, solicitud que fue rechazada porque fue presentada fuera de plazo.
La candidata conservadora, de 46 años, ha dicho que apelará esta decisión y esperará el conteo «del último voto» para revertir la situación, algo cada vez más improbable, salvo un giro inesperado. En la víspera, encabezó una protesta para exigir a las autoridades la revisión de su pedido.
«Si el jurado (electoral) analiza esto, la elección se dará vuelta, queridos amigos», dijo Fujimori a cientos de seguidores en el centro de Lima, muchos de ellos con la bandera peruana roja y blanca. «Soy de las personas que jamás me rindo», afirmó.
El partido de Castillo ha rechazado acusaciones de presunto fraude y los observadores internacionales del proceso en Lima han manifestado que las elecciones fueron transparentes.
Castillo, que busca reescribir la Constitución, ha recibido ya el saludo adelantado de líderes y mandatarios de izquierda de América Latina, algo que enojó al gobierno, que pidió a la comunidad internacional esperar los resultados finales.
El actual presidente interino, Francisco Sagasti, espera entregar la posta a su sucesor el 28 de julio, cuando el país sudamericano cumplirá sus 200 años de independencia.
El que resulte electo deberá hacer frente a los retos de una nación polarizada, con el brote per cápita de COVID-19 más mortal del mundo y el aumento de la pobreza y reactivar la economía.
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