Estados Unidos está «alarmado y consternado» por la represión de las autoridades iraníes contra los estudiantes que protestaban por la muerte de Mahsa Amini tras su detención por la policía de la moral, dijo el lunes la Casa Blanca.
«Estamos alarmados y consternados por los informes de las autoridades de seguridad, que respondieron a las protestas pacíficas de los estudiantes universitarios con violencia y detenciones masivas» en Irán, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, a los periodistas que viajaban con el presidente Joe Biden a Puerto Rico.
Violentos enfrentamientos entre estudiantes y fuerzas de seguridad se produjeron en una importante universidad de Teherán, dijeron el lunes medios estatales y oenegés.
Las protestas en Irán entraron en su tercera semana desde que Amini, de 22 años, fue declarada muerta el 16 de septiembre, días después de su arresto por presuntamente violar el estricto código de vestimenta de la República Islámica.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, acusó el lunes a Estados Unidos y a Israel de fomentar la ola de disturbios.
Pero Jean-Pierre dijo que «las fuertes medidas de este fin de semana son precisamente el tipo de comportamiento que impulsa a jóvenes talentosos de Irán a abandonar el país, por miles, en busca de dignidad y oportunidades en otro lugar».
A pesar de la tensión, la portavoz de la Casa Blanca dejó en claro que la administración Biden considera sus negociaciones en curso para salvar un acuerdo internacional con Irán sobre su programa nuclear como algo separado.
«Nos preocupa Irán», dijo, pero la compleja propuesta internacional para revivir el acuerdo de 2015, conocido como JCPOA, que busca garantizar que Irán no pueda dotarse de bombas atómicas a cambio de levantar las sanciones en su contra, «es la mejor manera de abordar el problema nuclear».
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«Mientras pensemos que continuar las conversaciones del JCPOA es de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos, lo haremos y, al mismo tiempo, continuaremos utilizando otras herramientas para abordar otros problemas de Irán».
Jean-Pierre planteó una analogía histórica, señalando que en los años 1980, el expresidente estadounidense Ronald Reagan negoció con sus homólogos soviéticos sobre tratados de armas nucleares mientras redoblaba la oposición estadounidense al régimen comunista en otros asuntos.
«Incluso en el apogeo de la Guerra Fría, cuando el presidente Reagan llamaba a la Unión Soviética un ‘Imperio del mal’, también estaba involucrado en conversaciones sobre el control de armas», dijo.
«Él sabía que, por un lado, teníamos que luchar enérgicamente contra la represión de la Unión Soviética y, al mismo tiempo, teníamos que proteger y defender nuestra seguridad, la de nuestros aliados y la de nuestros socios», dijo.
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