Nicaragua lloró este domingo la partida de Teyler Leonardo, el bebé de 14 meses que murió el sábado alcanzado por una bala en Managua y sepultado entre lágrimas y el clamor por justicia ante la violencia que vive el país desde el 18 de abril, cuando comenzó la rebelión popular contra el presidente Daniel Ortega.
Con el fallecimiento de Teyler aumentó la cifra de menores muertos desde el inicio de las protestas, en las que certeras balas disparadas por agentes policiales, parapoliciales y paramilitares se han cobrado la vida de más de 200 personas, entre ellas, según los organismos de la niñez, 17 de ellos menores de edad.
Familiares y amigos de la familia de Teyler se congregaron en la humilde vivienda donde residía el bebé con sus padres, Nelson Lorío y Karina Navarrete, minutos antes de partir hacia el cementerio en medio del dolor de la familia.
Mientras, las abuelas clamaron por justicia y que los responsables «paguen por las muertes de tantas personas, que paguen por la sangre derramada de tantos inocentes».
Se referían al presidente Daniel Ortega y a su esposa y vicepresidenta del Gobierno, Rosario Murillo, a quienes la ciudadanía atribuye la violencia en Nicaragua, una nación que se considera ya al borde de una guerra civil.
De acuerdo con su familia, el bebé de catorce meses fue alcanzado el sábado en Managua por una bala en medio de un ataque de las fuerzas combinadas del Gobierno en los barrios del este de la capital.
«Íbamos doblando la esquina y comenzaron a rafaguearnos y solo el niño resultó herido. Íbamos mi niña de 7 años, el papá, el niño y yo, a llevar el bebé a la casa de su abuela y lo alcanzó una bala», explicó el mismo sábado a la prensa la madre del pequeño.
En el cementerio Milagro de Dios, los presentes, entre ellos el pastor evangélico Reynaldo Lenín, clamaron nuevamente por «justicia».
«Estamos en las manos de Dios, nicaragüenses, pongámonos en las oraciones del Señor, porque solamente él va a hacer y hará justicia por quienes matan a gente inocente, niños inocentes», repitió el pastor.
Lenín detalló que «Teyler era un niño feliz, sonreía, era feliz con la familia que tenía, siempre sonriente, siempre contento».
Desde el 18 de abril pasado Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años consecutivos en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.