La dura migración de mujeres nicaragüenses a España

La vida de Lorena Alvarado giró bruscamente hace 14 años, cuando trabajaba en un negocio familiar, una panadería, pero, por el bien de su hijo mayor, decidió dejar su casa en Boaco y viajar a España.

En aquel entonces, su jornada iniciaba a las 2:00 de la madrugada con la encendida del horno y las máquinas para moldear la masa de harina y tener listo el pan a partir de la 5:00 de la mañana, cuando llegaban los primeros clientes.

Las ganancias eran pocas y el hijo mayor de Lorena estaba a punto de bachillerarse y pensaba estudiar la carrera de medicina veterinaria y ella no quería que las aspiraciones de su hijo se frustraran.

Lorena prestó tres mil dólares, compró un boleto de avión y el resto de dinero lo guardó en su cartera, porque tenía que pagar alquiler y alimentarse al llegar a Madrid.

“El inicio fue muy duro, porque llegás a España de una forma irregular y las personas que te contratan como asistente del hogar te ofrecen bajos salarios, porque saben de tu necesidad y, al final, terminás aceptando el monto que ellos quieren. En ese tiempo, el salario mínimo era de 800 euros, pero yo solo devengaba 600, sin derecho a prestaciones sociales, como vacaciones y aguinaldo”, relata Alvarado.

Con el tiempo, esta mujer boaqueña pagó la deuda de los tres mil dólares más un 10 por ciento de interés. También, mensualmente, envió remesas para pagar los estudios de sus dos hijos y remodelar el hogar. Su hijo mayor ya se graduó, pero no encontró trabajo y decidió emigrar a los Estados Unidos en 2022.

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Difícil retorno al país

Datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas ONU revelan que casi 800 mil nicaragüenses han migrado en los últimos cinco años, teniendo como principales destinos Costa Rica, Estados Unidos y España.

La migración la encabezan las mujeres con el 52 por ciento, equivalente a casi 380 mil mujeres, del total de migrantes, superando a la masculina que es del 47.1 por ciento, relativo a los 338 mil nicaragüenses varones. De estas 380 mil mujeres, el seis por ciento, 22,800, han migrado a España.

Al igual que centenares de mujeres que se encuentran en España, Lorena tiene el deseo de retornar a la tierra que la vio nacer, pero se entera que Nicaragua vive una difícil situación económica y tiene que seguir enviando remesas, para la manutención y estudio de su segundo hijo, que está bajo la tutela de su mamá.

“Gracias a Dios, a los años pude legalizarme y hoy puedo viajar cada dos años a Nicaragua, para reunirme con mi familia. Quisiera establecerme en mi pueblo, para estar a la par de mi hijo, pero veo que la situación económica está muy difícil y me veo obligada a retornar a España”, comentó Alvarado.

Durante su primer mes radicada en Madrid, le fue muy difícil encontrar trabajo y a veces solo podía comer pan y atún, para hacer rendir el poco dinero. Luego, encontró mejores oportunidades como asistente del hogar, devengando el salario mínimo español.

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Decisiones que cambian la vida de las mujeres

Lucia López también viajó hace ocho años a España, viéndose obligada a dejar a sus tres hijos en la ciudad de Masaya, porque los trabajos que conseguía no le aportaban lo suficiente para sustentar a su familia.

Para comprar el boleto de viaje, prestó más de 1,100 dólares y ya en España buscó empleo como asistente del hogar. Como era irregular, las primeras ofertas eran por bajos salarios, pero ya legalizada, hoy devenga el salario mínimo de más de 1,080 euros por 40 horas laborables.

“Gracias a Dios, cada mes le envió remesas a mis tres hijos, dos mujeres y un varón. A mi hija mayor la tengo en la universidad y los dos menores siguen en secundaria. Es muy doloroso no estar con ellos, verlos crecer, aunque a diario les hago videollamadas, pero no es igual. Es duro, pero no hay de otra, me veo obligada a estar en Madrid, porque en Nicaragua está muy difícil la situación”, resaltó.

Los trabajos que ejercen la mayor parte de las mujeres nicaragüenses en España son de asistente de hogar o cuidado de las personas de la tercera edad. Las que logran quedarse viviendo en las casas de trabajo, se ahorran gastos en alquiler, pero aseguran que sus jornadas de trabajo son más agotadoras y por ellos prefieren rentar un cuarto.

Según el español Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2021, en la nación europea residían más de 61 mil nicaragüenses, la mayoría radicados en Madrid y Zaragoza.

Otras mujeres que tienen su estatus migratorio legal se aventuran a buscar trabajo como dependientes en tiendas, supermercados y en áreas de servicio de restaurante, pero el de asistente del hogar es el que más predomina.

“España es un país de oportunidades. Comenzar de cero es muy difícil, porque muchos españoles se aprovechan de tu situación, pero con el paso del tiempo se te abren nuevas puertas. Hay que tener paciencia y perseverancia, para cumplir la meta planteada”, enfatizó Lucia López.