La familia Monterrey es muy conocida en Bluefields por su apoyo a la promoción de la cultura costeña nicaragüense, amplia pasión por la cocina local nacional y el periodismo. Pero con todo y que son muy queridos en su ciudad, su núcleo familiar se quebró, se vieron obligados al exilio por apoyar al pueblo costeño en sus protestas contra los abusos del régimen de Daniel Ortega.
Después de casi cinco años en el exilio, Nidia Elisa Monterrey, junto a su familia decidieron abrir un restaurante: “La Gigantona”. “Cuando llegué al exilio en Costa Rica yo lo que sabía era cocinar, y vino una señora nicaragüense pero con muchísimos años de vivir en Estados Unidos, ella llegó a vernos hasta donde estábamos viviendo, y yo preparé una comidita. A ella le gustó tanto que en la habladera surgió la idea”, explicó.
La comida que preparó, recuerda que la hizo con pocas especias, sin ingredientes extraordinarios, pero “bien hechita” como ella sabe hacerlo. Desde ese día, la cocina de “La Gigantona” no ha parado de cocinar. El restaurante se ubica en San José, Zapote, frente a la casa presidencial, costado sur del Banco Nacional.
Comprometidos con la libertad y la justicia
Carlos Eddy Monterrey es periodista de profesión y el patriarca de la familia. Es padre de tres hijos, Joelmir, Carlos Andrés y Nidia Elisa. Dice que junto a su esposa se preocuparon por inculcar a sus hijos altos valores cívicos, sociales, personales, humanos, hasta llevarlos a ser hombres y mujeres de bien. Estos padres esperaban que sus hijos abonarán como profesionales al desarrollo de su tierra, Bluefields, pero por ahora no será posible.
La familia se destacó en Bluefields por la cuchara del restaurante familiar “Lunas Ranch”, un espacio familiar que era célebre por la comida nica-costeña, que promovía la cultura y la tradicionalidad caribeña. Este fue un referente en la ciudad durante 16 años.
En este ambiente, sus hijos despertaron esa pasión por la cocina y la atención al cliente, además de seguir los pasos que don Carlos Eddy en el periodismo, alguien a quien ellos dicen admirar mucho. En 2017, la familia se vio obligada a cerrar el restaurante debido a la situación económica que afectaba la ciudad y el país.
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No darse por vencido
“De niña yo veía un programa argentino donde unas niñas cocinaban. Entoces yo me grababa videos cocinando y después los miraba. Así combinaba mis dos pasiones; el periodismo y cocinar”, recuerda Nidia Elisa Monterrey.
Nidia Elisa dice sentirse satisfecha con el logro del restaurante. Señala que no solo cuenta el entusiasmo de hacer una de las cosas que le gusta, sino, también que han podido como familia enfrentar un entorno difícil, un país a dónde llegaron sin siquiera tener carné de refugiado, en una cultura totalmente diferente a la de su país y las difíciles situaciones económicas por las que transcurrían.
“Había que sacar cursos de manipulación de alimentos para los permisos, nos dimos cuenta que las ventas ambulantes no son bien vistas, no es cultural que alguien pase por las calles y casas pregonando, ¡buenas hay arroz con leche! Había que lidiar con muchos desafíos”, cuenta.
Ya en este año y después de tanta lucha, ahorros, sacrificios, llantos y tristezas, lo lograron. “Fue un asunto de mantener viva la fe”, comentó. “Antes de este proyecto trabajé limpiando casas mediodía, y el otro mediodía era asistente de proyecto, después conseguí trabajo en una floristería. La gente debe saber que no es fácil, pero cuando se quiere algo se logra, no venimos de una cuna de oro, ni traemos herencia ni nada por el estilo, empezamos a trabajar muy duro en todo lo que fuera”, recordó.
“La Gigantona” ha tenido muy buena aceptación por la comunidad nicaragüense en Costa Rica, pero también por la comunidad tica. En el local se ofrecen platos muy nicas cómo sus propietarios. La familia asegura que el restaurante avanza con pasos pequeños, pero firmes, gracias a los clientes que nunca faltan.
Ellos sienten que la familia llenan un espacio en el corazón de los nicaragüenses que buscan un lugar donde puedan sentirse identificados no solo con la gastronomía si no también con el decorado del restaurante. “Es que entrar a La Gigantona, es como sentirse en Nicaragua”, dijeron.
El exilio fue una salvación
En el 2018 Nidia Elisa y Carlos Andrés estuvieron atrincherados en la Iglesia Divina Misericordia y son sobrevivientes del ataque policial y paramilitar el 13 junio que Daniel Ortega ordenó contra los opositores atrincherados en la Unan-Managua.
Mientras, Carlos Eddy Monterrey trabajaba en un segmento de comentarios y opinión en el noticiero “Tras la noticia”, bajo la dirección del periodista costeño Sergio León (q.e.p.d), en Bluefields. En el programa se abordaban temas sociopolíticos y de la coyuntura nicaragüense en el contexto de las protestas y represión gubernamental. Eso le generó persecución a la familia Monterrey.
A finales de 2021, Carlos Eddy Monterrey y Joelmir (su hijo mayor) decidieron exiliarse junto a Nidia Elisa y Carlos Andrés en Costa Rica para salvaguardar la vida. Aseguran que un día volverán a su querida Costa Caribe, pero ahora se enfocan en salir adelante con “La Gigantona”.
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