¿Es posible encontrar un nacatamal en Holanda? Hace algunos años, eso definitivamente no sería posible. “Pero las cosas han cambiado”, dice el nicaragüense Alan Gabriel Gómez Castillo, que no solo los hace para comer, sino que desde hace unos meses, los hace para vender.
Gómez Castillo tiene 32 años y es uno de los tantos jóvenes que producto de la represión y persecución en Nicaragua contra de la juventud que se opuso al régimen Ortega-Murillo, tuvo que abandonar el país, dejando una vida, una familia, amistades, trabajo y su activismo social.
Fue encarcelado por vez primera el 27 de diciembre de 2018 y liberado en febrero de 2019. Tras volver a su casa, sufrió hostigamiento de parte de agentes de civil y uniformados del régimen que no lo dejaban en paz. El 10 de diciembre de 2021, fue apresado otra vez y previo a ese secuestro, su casa fue allanada por la policía sin orden judicial y sin que hubiese en su contra algún proceso legal.
Gómez Castillo era un integrante de la Unión de Presos y Presas Políticos de Nicaragua (UPPN) y como no dejó su activismo social tras integrarse a la rebelión cívica de abril de 2018, le dejaron claro que solo tenía dos caminos: el exilio o la cárcel de nuevo. Su familia le recomendó que debía ponerse a salvo lo antes posible. Y lo hizo.
“Tras salir de la cárcel no tuve ningún descanso, la policía del régimen siempre estuvo en las afueras de mi casa, asediando a mi familia, persiguiéndome incluso cuando iba a la universidad. No me dejaban ir a la universidad, y tras la última detención, tomé la decisión de irme. Salí del país en febrero del año pasado”, explicó.
“Asaltaron nuestra vida”
A Gómez Castillo el régimen no solo lo obligó abandonar su casa, su país, su familia y amigos, sino que le truncó un futuro que él y su familia esperaban tras graduarse primero en Contaduría Pública y Auditoría. Cuando se fue al exilio, cursaba con buenas calificaciones la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Nicaragua, Unan-Managua como segunda carrera. “Apenas comenzaba, pero el hostigamiento me sacó”, dice el joven exiliado.
“Fui a preguntar por mis notas para seguir estudiando y me dieron una respuesta negativa, después intenté estudiar derecho en la Universidad Politécnica y no pude. Sabíamos que el régimen ordenó expulsiones a quienes protestamos. Fue un asalto a la vida, nada podíamos hacer, nos impedían trabajar, estudiar, no podíamos ni dormir en paz”, contó.
Relató que la persecución aumentó y no solo para él, sino que se amplió al resto de la familia, una práctica común que el régimen de Daniel Ortega implementa para obligar al silencio a quienes se les opone. Gómez Castillo es el segundo de cinco hermanos y estuvo encarcelado junto a su hermano mayor en el Sistema Penitenciario La Modelo de Tipitapa. “Eso fue duro para nuestra madre, para la familia entera”, comenta.
¿Por qué Holanda como destino?
Antes de llegar a Holanda y pedir refugio, el excarcelado político nicaragüense tenía una vida junto a su mamá y sus hermanos en un barrio de Managua. Ella hacía comida para vivir, un oficio que heredó de su madre. “Crecí en una familia de gente trabajadora, con valores y principios nobles, por eso cuando creí que algo andaba mal en el país, me uní a las manifestaciones, como decenas de universitarios lo hicieron. Era nuestro derecho”, argumentó.
Recuerda que tras los primeros asedios se escondió en lo que llamaban “casas de seguridad” en la capital, pero quienes los ayudaban, empezaron a verse expuestos. “Tomé la decisión de salir del país rumbo a este país y aquí con unos amigos encontramos a una pequeña comunidad nicaragüense. No hay muchos nicaragüenses en Países Bajos, en este lado de Europa del norte, pero sí hemos podido adaptarnos”, expresó.
El exiliado añadió que lo más duro de vivir en países con una cultura tan diferente es adaptarse. “La comida es diferente, el trato de las personas es diferente, falta la calidez del país, la calidez del hogar”, señala. “No ha sido fácil, pero al menos estamos seguros”, agrega Gómez Castillo. Mencionó que antes del estallido social, en 2016 vivió un tiempo en Costa Rica y alguna vez pensó en huir a Estados Unidos, pero que vio oportunidad en el país de la Unión Europea.
Explica que él no ha renunciado a la lucha por su país. “Esta nación respeta ese derecho y sigue apoyándonos”, señala el opositor. “Aquí seguimos en este proceso de búsqueda de justicia, de libertad y democracia”, explica.
El idioma, una barrera que busca saltar
El idioma oficial de Holanda es el neerlandés, que en español le llaman holandés. También se habla inglés, pero Gómez Castillo tampoco lo maneja. “El idioma ha sido un obstáculo complejo, pero no nos damos por vencido”, expresa.
“Con estudio y esfuerzo uno sale adelante, vivir bajo esta nueva cultura sin olvidar la nuestra, nuestras raíces. Eso es importante porque eso es algo que he querido mantener en cualquier lugar que vaya, decir que soy nicaragüenses y estar orgulloso de nuestra cultura y nuestras comidas”, dijo el exiliado .
Gómez Castillo estudia el idioma y asiste a eventos de integración que la comunidad de ese país les ofrece. Admite que ha tenido que adaptarse a nuevas rutinas, horarios, para construir otra vez un entorno. “Vuelvo a tener nuevos proyectos y eso más o menos, ha sido en función en esta nueva etapa de mi vida, y creo que siempre con la actitud hacia adelante es posible”, comenta optimista.
Entre los proyectos de integración se cuentan grupos de teatro, de activismo sociales y otras actividades en los que tienen la oportunidad de dar a conocer lo que está pasando en Nicaragua.
Emprendimiento con productos nicas
El nicaragüense compartió que desde hace seis meses, junto a otros nacionales apuestan a un emprendimiento que en los últimos tres meses ha mostrado sus primeros frutos. Contó que junto a dos jóvenes más, iniciaron primeramente vendiendo nacatamales y otras comidas típicas de Nicaragua.
“Este proyecto nace con tres amigos míos; Mali es de Granada, y Josimar de Managua. Los tres empezamos a vender productos nicaragüenses más que todo comida; nacatamales, tajadas con queso y pupusas por mencionar algunas. Ofrecemos este tipo de gastronomía en diferentes actividades que hacemos como grupo de exiliados de países en cooperación con ´SOS Holanda ́ que son un grupo de holandeses”, relató.
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El exiliado se dio a la tarea de buscar bebidas nicaragüenses como el pinolillo. En Holanda no lo encontró, pero supo que en España otros nicas lo venden en línea. “Bueno, ahí vimos una oportunidad para comercializar esos productos deliciosos nuestros”, expresó.
“En estos lados del norte de Europa no existe la posibilidad de tener acceso a esos productos, entonces me di a la idea de querer hacer pinolillo, cacao, achiote, chilero, tortilla para poder vender a los nicas y a quienes les gusta nuestras comidas y bebidas. Así nació la necesidad de crear esta compañía a la que bautizamos como Castillo Nicaraguan Products y ahí vamos caminando”, dice un muy entusiasmado Gómez Castillo.
Gómez Castillo asegura que son pasos muy pequeños los que han dado, pero siente que son muy significativos. “Buscamos establecer un modo de vida sin descuidar el llamar la atención de lo que pasa en Nicaragua”, explicó.