En 1969 Nicaragua tenía una cobertura boscosa del 76%, pero la deforestación se ha acelerado vertiginosamente en las últimas dos décadas.
En el año 2000 la cobertura boscosa alcanzaba el 42%. En 2010 ya con Daniel Ortega como presidente del país, ese número se redujo más y llegó al 31%. En 2020 esta cifra era de apenas el 25%. Ese es el dato más reciente que ofrece la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación FAO, por sus siglas en inglés.
La información fue recopilada en una investigación del especialista ambiental Amaru Ruiz, para el Observatorio Protransparencia y Anticorrupción de Hagamos Democracia, y titulada «Bosques en venta».
El 25% del territorio que aun cuenta con cobertura boscosa se traduce a tan solo 34,075 Km2. Pero la investigación destaca que esa cifra podría ser peor y la cobertura forestal real del país puede ser de solo el 24%, de acuerdo con cálculos de la Universidad de Oxford que indican que la tasa de deforestación anual en Nicaragua es del 2.56%. A ese ritmo «en 10 años el país tendría menos del 20% de su cobertura forestal», advierte el informe expresando seria «preocupación» por estos datos.
Ortega empeora «enfermedad ambiental» del país
Pero esos datos con corte al 2020 no son tan preocupantes como lo que se deduce del comportamiento de la deforestación en los siguientes tres años.
«El último informe de Instituto de Recursos Mundiales (WRI) alerta sobre el aumento de la pérdida de bosques primarios con más de 60,000 mil hectáreas de deforestación en 2023, ubicando a Nicaragua con la mayor tasa de pérdida de bosques primarios con respecto a su tamaño, perdiendo el bosque prístino a una tasa de 4,2 % en un solo año», indica la investigación del también director de la Fundación del Río.
El informe destaca que a pesar que existen más de 29 normas jurídicas vigentes para el sector forestal hay desde el Estado una política extractivista que permite que los bosques sean vendidos a gran escala.
El informe revela que hay 110 industrias forestales y 116 aserríos en el país, la mayoría, el 30% se encuentran en Nueva Segovia, 16% en la región Caribe Norte y 9% en Estelí.
«En 2022 se entregaron 1007 permisos y el volumen autorizado fue de 98,389 metros cúbicos, el 64% del volumen forestal autorizado procede de Nueva Segovia (38%) y la RACCN (25%), esta tendencia se ha mantenido en los últimos 9 años, ambos departamentos son de donde proceden el mayor volumen forestal del país», señala el documento.
Bosques se venden como pan caliente
Desde que Ortega asumió el poder la cantidad de industrias forestales aumentó en un 80% indica el informe. La cantidad de autorización de permisos forestales para la extracción de madera aumentaron con especial énfasis en 2008, 2014 y 2021.
Empresas chinas se benefician del derroche de concesiones mineras impulsado por el régimen
El país exporta madera a 38 destinos, entre los más importantes están India, Estados Unidos, El Salvador y China. Las maderas que más se venden son Teca, Melina, Cedro macho, Ñambar, Granadillo Genízaro, Guanacaste y Pino.
«Las exportaciones de Nicaragua en 2022 fueron un total de 15 millones de dólares», resalta el investigador Amaru Ruiz en el documento.
El informe destaca que el gobierno de Daniel Ortega ha sido especialmente corrupto con el manejo forestal y se ha ocupado de «beneficiar los intereses privados, particulares y del círculo cercano de la familia en el poder». Entre algunas de las medidas para llegar a este objetivo ha suspendido la veda forestal, ha reformado las leyes que rigen al sector, ha aprovechado los huracanes y desastres naturales para justificar la extracción ilegal de madera en zonas protegidas y ha creado el emporio Alba Forestal, empresa con la que se calcula se extrajeron entre el año 2009 y 2016 12,4 millones de metros cúbicos de madera de los bosques del país.